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Tresserras pide la implicación cultural de la clase dirigente catalana

El consejero cree que debería haber compensaciones al patrocinio

"Una parte relevante del papel disminuido de la cultura catalana en los últimos siglos tiene que ver con que las clases dirigentes optaron por otros referentes culturales, especialmente el castellano, por política, economía o prestigio". El consejero de Cultura y Medios de Comunicación, Joan Manuel Tresserras, pidió ayer un cambio de actitud para lograr ampliar el mercado de la producción cultural catalana que, reconoció, sigue siendo minoritario.

Tresserras habló ayer de Cultura y mercado en el Círculo de Economía y su conferencia fue clara y parece ser que realista. Reconoció, por ejemplo, que las políticas públicas no podían hacer más. "Donde se ve la salud y el peso de la cultura catalana es en el mercado y ahora debemos ensancharlo, porque no podemos tener sólo un público militante de la cultura catalana", indicó. "La clave es de orden económico y no político".

El consejero resaltó que el mercado del ámbito catalán puede ser rentable en manos de empresarios emprendedores que apuesten por cubrir al mismo tiempo el área de proximidad con productos de calidad y excelencia y también influyen en el área global. La cultura, añadió, es un sector económico importante que puede ser rentable y, además, es también un ámbito en el que las empresas de otros sectores pueden conseguir, mediante el patrocinio, un valor añadido. "Hablo de patrocinio, no de beneficencia", señaló. En este sentido, Tresserras reconoció que veía difícil que se lleve adelante una Ley de Mecenazgo ya que, aseguró, "los incentivos fiscales dependen de las políticas de Estado, por lo que en este campo la capacidad de maniobra de Cataluña es limitadísima y el sistema de financiamiento tampoco da juego, ya que lo que se gana por un sitio se pierde en otro". Tresserras puso en cuarentena la iniciativa de esta ley catalana -pese a que fue una de las que anunció ante el Parlament- ya que "existe cierta desproporción entre el operativo de crear una nueva ley y el efecto que ésta pueda tener".

Lo que sí se está estudiando, afirmó, aunque aún en una fase muy preliminar, es tratar de conseguir durante un tiempo limitado algún tipo de compensación fiscal para las empresas que patrocinen la cultura catalana, similares a las que consiguen los que ayudan a eventos como la Copa del América o la Exposición Universal de Zaragoza de 2008. "Teniendo en cuenta los antecedentes históricos, tal vez se tendría que considerar que la cultura catalana debería tener un tratamiento especial durante un tiempo", indicó, aunque señaló que es una propuesta que aún está en sus primeras fases de análisis.

Pese a realizar un contundente análisis histórico de las razones de la debilidad de la cultura catalana en el pasado -quiso ir más allá de la persecución política reciente o de las malas o buenas políticas de la transición-, Tresserras insistió en que estamos ante una nueva revolución cultural marcada por la era tecnológica y digital que abre nuevas oportunidades. Y hay que aprovecharlas no como una militancia o por obligación, sino como una posibilidad de negocio y de diferenciarse en una era marcada por la globalización y la competencia, dijo a los empresarios y las nuevas clases dirigentes catalanas.

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