Los alcaldes descartan crear 'botellódromos' y piden a la Xunta que adopte medidas
La Consellería de Sanidade coordinará un plan para frenar el consumo de alcohol en vía pública
Los alcaldes de las ciudades gallegas (Santiago, A Coruña, Lugo, Ourense, Pontevedra y Ferrol), excepto Vigo, se reunieron en la capital gallega para hacer un frente común contra los problemas que genera el botellón. Los regidores de los ayuntamientos pusieron de relieve sus "medios limitados" y piden a las administraciones públicas e instituciones que se impliquen en un "problema social y global" que afecta a todos los ayuntamientos. En las próximas semanas, los alcaldes se reunirán con la conselleira de Sanidade para crear un plan de actuación conjunto.
Tras más de una hora de reunión, los alcaldes concluyeron que "no hay soluciones mágicas" y ninguno de los seis asistentes al encuentro se plantea resolver el problema del botellón de forma inmediata. Los regidores coincidieron en la reunión en que resulta "imprescindible" que se involucre la Administración pública. Javier Losada, alcalde de A Coruña, aseguró que el consumo masivo de alcohol en la vía pública "es algo que afecta a la ley de comercio y al espacio público".
Emilio Pérez Touriño informó ayer a la Ejecutiva socialista de su decisión de encargar a la conselleira de Sanidade, María José Rubio, la coordinación de la búsqueda de una solución global al problema del botellón. Rubio, de común acuerdo con los alcaldes de las ciudades y los departamentos del Gobierno que tienen competencias en materias relacionadas con el problema, deberá preparar medidas para hacer frente a un fenómeno "social y masivo" que depende "de múltiples factores" y que representa un "conflicto entre ciudadanos".
Los regidores reivindicaron además la implicación de instituciones, centros de enseñanza, padres y, también, de los protagonistas: los jóvenes. Todos están de acuerdo en que la solución no pasa por alejar el botellón de las zonas del centro, creando lo que se conoce como botellódromos. "El problema no es el lugar", explicó Xosé Luis López Orozco, alcalde de Lugo, "sino el hecho de esa ingesta de alcohol excesiva por parte de algunos jóvenes".
En cuanto a la posibilidad que tienen los ayuntamientos de crear ordenanzas municipales, Sánchez Bugallo apuntó que "la ordenanza es el eslabón más bajo" y que es necesario que se sustente en leyes autonómicas que le den cobertura. Precisamente Santiago cuenta con una ordenanza que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública siempre y cuando altere la convivencia ciudadana. Según el regidor compostelano, la vía coercitiva, por sí sola, no es útil.
Con respecto al botellón, el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, opinó que "hay aspectos positivos" en esa "forma de socializarse", si bien reconoció que los efectos negativos se deben al consumo excesivo de alcohol por parte de algunos jóvenes, lo que genera un "problema de seguridad" que sería competencia del gobierno. El alcalde compostelano reivindicó que hay muchos menores de edad y que los padres "deben aparecer en este proceso".
"Hay un componente de incivismo muy importante", aseguró Sánchez Bugallo. "No imaginamos resolverlo a corto plazo", sentenció Lores, quien aseguró que en Pontevedra ha aumentado la presencia policial disuasoria, al igual que ocurre en A Coruña.
En cuanto a la posibilidad de prohibir la venta de alcohol en tiendas abiertas 24 horas a partir de las 10 de la noche, Sánchez Bugallo manifestó que no ve la "necesidad" de que este tipo de tiendas vendan bebidas alcohólicas en este horario. Como ejemplo, mencionó la pasada fiesta del Pilar, que en Santiago "reunió a 300 personas" alrededor de estas tiendas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.