El Nobel de Economía premia una variante de la teoría de juegos
Hurwicz, Myerson y Maskin diseñaron los mecanismos que funcionan en el mercado
El Nobel de Economía ha ido a parar de nuevo a tres investigadores de EE UU. Y ha sido una sorpresa. Los seguidores del profesor Leonid Hurwicz, de 90 años, pensaban que su tren había pasado ya. La Real Academia Sueca ha premiado a Hurwicz y a dos de sus discípulos, Eric S. Maskin y Roger B. Myerson, por "sentar las bases de la teoría del diseño de mecanismos", una rama de la teoría de juegos con "un papel importante en las ciencias económicas y políticas contemporáneas".
Los seguidores del maestro nonagenario descartaban que fuera a recibir el premio porque en 1972 el Nobel ya había recaído en el economista con quien Hurwicz había trabajado codo con codo, Kenneth Arrow. "Realmente, no lo esperaba", confesó el propio Hurwicz al enterarse de que se ha convertido en el Nobel de edad más avanzada. "No esperaba reconocimientos. Quienes conocen mi trabajo se han ido muriendo poco a poco".
El profesor de Teoría Económica, Matemáticas Financieras, Economía Pública y Mecanismos e Instituciones de la Universidad de Minnesota nació en Moscú en 1917, a las puertas del triunfo bolchevique. Se crió en Polonia, donde se licenció en Derecho. También se formó en Londres y Ginebra, hasta que emigró a EE UU en 1940. Sus padres, judíos, acabaron en un campo de trabajo.
Seis años después de cruzar el charco y de formarse como economista en la Cowles Foundation, Leonid Hurwicz accedió a una plaza de profesor en Minnesota. Y de esa etapa hasta hoy, muchos le llaman "maestro". "Su influencia ha sido enorme en la comunidad de economistas. Y también sobre un grupo numeroso de españoles", comenta Xavier Calsamiglia, director del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra y quien presentó al hoy Nobel cuando éste fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) el 14 de junio de 1989.
Fue la primera vez que la UAB concedió este título a un economista, que tiene fans entre los integrantes de los llamados minnesotos, un puñado de economistas catalanes de talante marcadamente técnico y liberal que se formaron en EE UU, como el hoy presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, a quien Hurwicz le dirigió la tesis, como a Calsamiglia. Oliu recordaba ayer cómo el profesor dejaba su casa de Minneapolis a sus estudiantes porque "a los jóvenes hay que darles responsabilidades".
Entre esos jóvenes figuran Maskin, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton y de 57 años de edad, y Myerson, de la Universidad de Chicago y de 56 años. Ellos afinarían posteriormente las teorías del maestro. Y los tres compartirán los 1,05 millones de euros del premio.
Sus investigaciones -que han sido aplicadas en las negociaciones laborales, en la regulación de los mercados o en las subastas- ayudan a explicar los procedimientos que se siguen en la toma de decisiones en cualquier transacción, sobre la base de la información privada con que cuentan los distintos agentes que actúan en el sistema y de cómo la emplean según sus objetivos.
Su tesis va más allá de los que los análisis de la época concebían: un funcionamiento de los mercados sobre la base de la oferta y la demanda, en que, bajo las condiciones ideales, se produciría una asignación eficiente de los recursos disponibles. Las condiciones no suelen ser las ideales -el mercado suele ser imperfecto, la competencia no suele ser total, los consumidores no comparten toda la información- y muchas transacciones no se desarrollan en mercados abiertos sino en una organización o empresa, o sobre la base de la negociación entre individuos.
Uno está dispuesto a vender por debajo de un precio -un piano, ponía como ejemplo de negociación la Real Academia- y el otro está dispuesto a comprar por encima de ese precio, pero ninguno reconoce abiertamente el precio que aceptaría. Como si no hay transacción nadie gana, deben buscarse mecanismos o reglas de juego para que ésta se produzca y sea lo más beneficiosa posible.
Estas reglas de juego interactúan entre sí -en función de la información disponible, ya que no todo el mundo comparte la misma y cada uno tiene sus propias preferencias, y teniendo en cuenta además que los mecanismos de decisión son descentralizados, porque son muchos los agentes que intervienen en el sistema y deben coordinarse-, según los objetivos.
Y un objetivo puede ir del bienestar social al beneficio privado. En consecuencia, se trataría de establecer el mejor método para la asignación de recursos. La teoría pone además de relieve el papel destacado de los incentivos en el comportamiento de los distintos agentes en cualquier sistema económico.
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