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El Ayuntamiento de Barcelona retrasa la declaración de Collserola como parque natural

La declaración de la sierra de Collserola como parque natural se está retrasando más de la cuenta. Desde que hace dos años el Departamento de Medio Ambiente emprendiera las negociaciones con los nueve municipios con término en la sierra para establecer los límites del futuro parque, todavía queda un obstáculo por salvar. El Ayuntamiento de Barcelona exige que en su vertiente se establezca una franja de transición urbanizable entre la ciudad y el futuro parque.

"Queremos que en nuestro lado haya un cojín que tenga un uso social y en el que se puedan construir algunas infraestructuras", dijo ayer el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, durante una visita al centro de recuperación de fauna autóctona de Collserola. "Cuanto más preparada esté para uso social esa zona de transición, más garantías tendrá el futuro parque", explicó Hereu.

En el Ayuntamiento nadie supo explicar ayer qué infraestructuras se pretenden construir y qué superficie tendría esa franja de transición. De momento, nadie se atreve a concretar una fecha para que se materialice la declaración de parque natural, que en la práctica significará la renuncia del consistorio a crecer a costa de la montaña.

Por su parte, los miembros de la plataforma cívica en defensa de Collserola se impacientan. "Mientras tardan tanto en aprobar todo esto, se siguen haciendo actuaciones como la ampliación del parque de atracciones del Tibidabo y siguen sin desprogramarse obras que de llevarse a cabo serían nefastas para la sierra", afirmó Pilar Nieto, miembro de la plataforma. Esta vecina se refirió a la

construcción de un túnel que conectaría Horta y Cerdanyola y de una carretera que uniría Molins de Rei, Sant Cugat, Cerdanyola y Montcada i Reixach, más conocida como vial de cornisa. Estos proyectos datan de la década de 1980, pero están recogidos en el Plan de Infraestructuras de la Generalitat 2006-2026.

Otro peligro al que se enfrenta Collserola es el vetusto Plan General Metropolitano de 1976, que regula los usos urbanísticos de la montaña y permite construir en amplias zonas. Para desactivar en parte esta amenaza, en los últimos años el Ayuntamiento de Barcelona ha recalificado 185.000 metros cuadrados de superficie edificable en suelo forestal o zona verde. Para eso, los responsables municipales han comprado los terrenos directamente a los particulares o ha negociado su permuta para edificar en otro lugar.

Montaña rusa de 25 metros

Ahora los miembros de la plataforma se preguntan cómo puede encajar en el futuro parque natural una montaña rusa de 25 metros de altura y 740 metros de longitud. El Ayuntamiento

aprobó recientemente la construcción de esta atracción en el parque del Tibidabo, con los votos en contra de CiU y PP. Dicen los vecinos que será necesario talar 50 encinas centenarias -algunas de ellas están marcadas con pintura roja- y manifiestan su preocupación por el aumento de visitantes que recibirá la montaña.

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