Calidad del servicio y subcontratas
Las subcontrataciones de servicios son a priori ventajosas para las empresas. Les permite contratar al mejor postor, aunque normalmente siguiendo criterios estrictamente económicos. Ello conlleva un ahorro de costes y dinamismo en el tipo y cantidad de los servicios necesarios. Sin embargo, esto provoca que el cliente final normalmente trate con personal no perteneciente a la empresa que realmente contrató. El personal de esta empresa intermedia, por tanto, no se siente identificado con la necesidad de satisfacer a ese cliente final. Además, a esto se suelen sumar la precariedad laboral del personal de este tipo de empresas, la falta de medios para realizar su trabajo, así como la falta del propio número de personal, todo esto derivado del bajo coste que se quiere ofrecer al realizar los servicios para así conseguir ser la empresa contratada por parte de la empresa que realmente eligió el cliente.
Ejemplos claros son las aerolíneas (personal de tierra), compañías de telecomunicaciones (servicio técnico a domicilio), líneas ferroviarias (tripulaciones) y un largo etcétera que provocan la insatisfacción del cliente final.
Por tanto, si España quiere ser un país de servicios como parece pretender, lo primero que debían plantearse las empresas es ofrecer un buen servicio. Subcontratas, sí, pero con sensatez.
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