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Entrevista:HIKMET ERSEK | VICEPRESIDENTE DE WESTERN UNION

"Hace falta más control sobre las remesadoras"

El ejecutivo defiende la regulación del sector para evitar transferencias de dinero poco claras

Manuel V. Gómez

La carrera de Hikmet Ersek, de nacionalidad turco-austriaca, en el mundo financiero comenzó cuando se retiró de las canchas de baloncesto. Desde entonces, hace más de 20 años, ha desarrollado su trayectoria profesional en compañías como MasterCard o General Electric. En 1999 llegó a Western Union, un observatorio privilegiado para analizar uno de los grandes fenómenos contemporáneos: la inmigración. Ersek es vicepresidente y director general para Europa, Oriente Próximo y África de Western Union, una compañía que controla el 17,4% del mercado de envío de divisas, y que desde hace unos meses ha comenzado una nueva singladura tras escindirse de First Data.

Pregunta. En octubre del año pasado, Western Union se separó de First Data. ¿Cómo funciona la compañía desde entonces?

"Hay tantas empresas de transferencias de dinero, que eso abarata los precios y facilita mucho los envíos internacionales"
"Estamos presentes en 200 países. Si los bancos quieren ser un actor global, se tienen que unir a nosotros"
"Nosotros invertimos en 'marketing' de un 6% a un 7% de nuestros ingresos y nos dirigimos a los inmigrantes en su propio idioma"

Respuesta. Sienta muy bien ser una empresa independiente y regresar a la Bolsa de valores. Western Union es una compañía con 150 años de existencia. Fuimos uno de los primeros valores que cotizó en la Bolsa de Nueva York. Y ahora, al ser independientes, podemos centrarnos mucho más en nuestro negocio.

P. Pero su beneficio en 2006, cayó respecto a 2005, y es una tendencia que se ha mantenido en el primer semestre.

R. Western Unión se separó de First Data en septiembre del año pasado. Cuando se comparan los resultados del primer semestre de 2007 respecto al mismo periodo de 2006 se refleja el impacto de los gastos de salir a Bolsa. Esto provocó que el beneficio neto bajara hasta junio comparado con el mismo periodo del año pasado. Sin embargo, los ingresos totales han crecido, lo que ilustra el comportamiento de nuestro negocio.

P. ¿Cuáles son las diferencias entre Estados Unidos y Europa en el mercado en que ustedes trabajan?

R. Nuestro crecimiento en estos últimos años ha dependido mucho del crecimiento internacional. Hay que entender que el 60% de nuestros ingresos no tienen nada que ver con Estados Unidos. Y el crecimiento es rapidísimo, cifras de dos dígitos.

P. ¿Por qué crecen más fuera de Estados Unidos?

R. Es fácil de explicar: Western Union es una empresa que ya tiene 150 años; la expansión internacional empezó hace 50 años.

P. ¿En qué se basa este crecimiento?

R. En nuestros canales de distribución. Tenemos presencia en 200 países con 312.000 establecimientos; sólo en España hay más 8.500. Así que no hay excusa para decir que no se puede enviar dinero de Madrid a Ecuador o Nueva Zelanda. Ahí está el crecimiento de nuestro negocio internacional.

P. Pero no basta con estar presentes y tener una gran red de distribución.

R. También está el apoyo que nuestra marca tiene entre nuestros clientes.

P. ¿Cómo lo consiguen?

R. Gastamos en marketing entre un 6% y un 7% de nuestros ingresos. En España hemos dedicado mucho marketing étnico a Marruecos, Ecuador, Brasil, Rumania. Nos dirigimos a los inmigrantes en su propio idioma, en su propio medio cultural. Y hay un tercer factor, que sería nuestras relaciones con los agentes. Tenemos más de 600 agentes en todo el mundo, que es lo que nos da los 312.000 establecimientos. En España contamos con agentes de grandes dimensiones, como Fexco, Correos, Caixa Galicia o Cambitur.

P. Su empresa está presente en España desde 1994. ¿Cómo ha notado su empresa el crecimiento de los envíos en los últimos años?

R. España es uno de nuestros principales mercados de crecimiento en todo el mundo. Eso tiene que ver con el gran crecimiento económico que ha tenido España. El auge económico siempre atrae inmigración, siempre atrae fuerza de trabajo.

P. España es un país con una gran red de oficinas bancarias. ¿Modifica esto su estrategia respecto a la que siguen en otros países?

R. Los bancos en general son para nosotros excelentes redes para hacer transferencias de dinero. Trabajamos con muchos bancos como canales de distribución, pero, claro, los bancos tienen también un horario muy limitado, y por eso también trabajamos con otras empresas.

P. Pero también son competencia directa suya. ¿Cómo la afrontan?

R. Nosotros estamos presentes en todo el mundo. Tenemos presencia en 200 países, mientras que los bancos van de España a Ecuador, o de Portugal a Brasil, lo que llamamos un corredor, y nada más. Los bancos se han dado cuenta de que tienen estos corredores, pero si quieren ser un actor global tienen que unirse a nosotros.

P. Pero hay bancos con sus propias empresas remesadoras.

R. Eso les funciona en algunos corredores, como el latinoamericano. Pero tampoco tienen la red necesaria en los puntos de recepción. Por ejemplo, Argentina es todo un país. Los bancos tienen el punto Madrid-Buenos Aires o Madrid-Salta, pero hay lugares del interior en que no están presentes. Ahora en ciertos corredores sí que son una competencia muy fuerte, y a eso hemos tenido que reaccionar.

P. ¿Es por esto por lo que España es el país del mundo donde sale más barato enviar remesas al exterior?

R. Bueno, hay tantas empresas de envío de dinero, que eso afecta a los precios, y facilita mucho las transferencias a los países. Pero el precio final depende muchísimo del país donde estés y adonde quieras enviar dinero.

P. ¿Qué es más importante para una empresa como la suya, tener una gran red de distribución de origen del dinero o en el país de destino?

R. Lo más importante es tener un equilibrio. Podemos tener las mejores agencias en España y la forma más rápida de enviar el dinero, pero si el cliente no tiene la oficina cerca y tiene que coger el coche para ir a 15 kilómetros a coger el dinero, de nada nos sirve lo primero.

P. En España, voces de su sector, de las empresas remesadoras, han mostrado la preocupación por la normativa española, que consideran muy rígida.

R. No es sólo España. Las normativas, sobre todo desde el 11 de septiembre, se han hecho mucho más exigentes. Y yo siempre digo: "pues qué bien". Eso es así porque nuestros clientes se acercan cada vez más a nosotros como empresa segura y regulada. Las otras empresas que no cumplen con esta regulación son las que reciben la presión.

P. El Banco de España se plantea controlar más la actividad de las remesadoras. ¿Lo cree necesario?

R. Sí, sí me lo parece. Hace falta más control. Claro que hay que encontrar el equilibrio adecuado. Me parece que el sector de la transferencia de dinero tiene que estar muy regulado, si no queda una puerta abierta para transferencias poco claras. El Banco Central Europeo también está interesado. Es un mercado en crecimiento. Hay 200 millones de inmigrantes en todo el mundo enviando 380.000 millones de dólares. Son cantidades enormes. Alguien tiene que controlarlas.

P. ¿Se sienten vigilados?

R. No diría tanto como que nos están vigilando. Simplemente trabajamos un ambiente regulado y me parece normal.

"No tiene nada de malo ganar dinero mientras se da servicios a los inmigrantes"

Pregunta. Desde instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo se defiende la bancarización del envío de dinero de los inmigrantes porque ayuda al desarrollo de los países que reciben las remesas. ¿Perjudicaría este fenómeno a empresas como la suya?

Respuesta. El dinero que se envía de individuo a individuo tiene un impacto directo en el sitio de llegada. La persona que envía remesas cumple con las regulaciones. Además, el dinero que envía es dinero que apoya la educación, o la salud, o el bienestar. Y también es dinero para el crecimiento de los negocios. Para dar servicio a lo que yo llamo la base de la pirámide. Y esto acaba por ayudar a crecer la economía del país. No tiene nada de malo ganar dinero mientras se da servicio a los clientes. Estamos muy orgullosos de ser una empresa con éxito en Bolsa y buenos resultados, pero también nos enorgullece ofrecer servicios a esta base. Si no tuviésemos tanto éxito en ganar dinero, no podríamos dar servicio a esas personas, no podríamos tener esos canales de distribución, invertir en marketing, y llegar a esos sitios.

P. Sí, pero en Estados Unidos varias asociaciones de inmigrantes han promovido un boicot a su compañía.

R. Dicen que nuestras comisiones son muy altas, que cobramos demasiado. Pero si no cubriésemos las necesidades del cliente no creceríamos con rapidez. Nuestro precio es adecuado a lo que hacemos. Además, tenemos muchísima competencia, y tenemos que adaptarnos a esa competencia. Por supuesto, yo trato de buscar un equilibrio entre las necesidades del consumidor y los beneficios de los accionistas. Constantemente, tratamos de encontrar una solución que sea positiva para todos. En todo caso, no hemos recibido un verdadero impacto por el boicot. Nuestro negocio en Latinoamérica florece estupendamente, y nuestra segunda marca, que es Vivo, también.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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