En busca de la quinta generación
El XVII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) marcará el camino de "la quinta generación", es decir, los líderes que dirigirán el país a partir de 2012, una vez que el actual presidente y secretario general del partido, Hu Jintao (de 64 años), que pertenece a la cuarta (Mao, Deng y Jiang Zemin son sus antecesores), se retire. Será interesante ver la composición del Comité Permanente del Politburó. Habrá que observar si finalmente entran y en qué lugar entre los nueve privilegiados figurarán Li Keqiang (de 52 años), jefe del partido en la norteña provincia de Liaoning y protegido de Hu, y Xi Jinping, (de 54 años), el nuevo secretario del PCCh en Shanghai tras la reciente destitución del anterior por corrupción y al que apoya el todavía influyente Jiang Zemin. Ambos están considerados como dos de los hombres del futuro.
La China de hoy fomenta el culto al consenso. Resulta más evidente ahora con Hu, que desea impulsar "la sociedad armoniosa". Con esa "armonía" busca un país más justo y ecológico ante el desequilibrio entre las zonas rurales y las provincias costeras y la fuerte degradación medioambiental. Éste es un gravísimo problema para el gigante asiático, que de seguir así se convertirá en el país más contaminado del planeta. Todo un quebradero de cabeza en vísperas de los Juegos Olímpicos de 2008.
A diferencia de Jiang Zemin, su sucesor pone mayor acento en el desarrollo de las provincias más pobres. Sin embargo, la brecha sigue aumentando y la emigración de la población rural a la ciudad se ha desbocado con el consiguiente incremento del desempleo. El capitalismo galopante del sur, propiciado por Deng y continuado por Jiang, ha hecho que China sea la nación con mayor crecimiento económico desde hace más de una década, con tasas superiores al 10%, pero también como una donde mayores desigualdades sociales hay.
El primer quinquenio de Hu ha registrado un serio retroceso de los derechos humanos. El Gobierno lucha contra la corrupción, pero ha echado el candado a una eventual apertura política. Se persigue a la disidencia y se limita el acceso a Internet. Hu lo tiene claro: desarrollo económico más igualitario, pero nada de abrir las ventanas. Un millar de intelectuales le envió en agosto un escrito reclamando libertades y la excarcelación de los presos políticos. Cuando en 2001 el COI concedió a China la organización de los Juegos de 2008, sus líderes se comprometieron a respetar los derechos humanos. Todo indica que tal compromiso fue mera retórica.
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