Castellón, espacio contemporáneo
Una emprendedora programación cultural anima la ciudad
Basta tomar un café en el bar del Espai d'Art Contemporani mientras se echa un vistazo a la programación cultural del Museu de Belles Arts o del teatro Principal (Castelló Cultural) para comprender que Castellón está renovando su interior.
Bastante al margen de modas turísticas, la ciudad se está sometiendo a un lifting de arquitectura contemporánea y de planes culturales. Una universidad (Jaume I) ya internacional, los nuevos museos, el auditorio... dotan de movimiento a un Castellón todavía inexplorado, que trata de dinamizar la cultura y cuyo plan renove está dando sus frutos.
Castellón se divide en casco urbano y puerto, separados por cuatro kilómetros. El Grao, antigua zona portuaria, en su día genuina y decadente, está hoy modernizada. El puerto deportivo ofrece zona de ocio, un planetario y la concurrida plaza del Mar, albergue de restaurantes con el arroz (en diversas variantes) como primer plato en todas las pizarras.
Un motor artístico
En la plaza Fadrell se halla el conservatorio Salvador Seguí y la Escuela Superior de Diseño. Ahí empieza lo mejor. Es una bonita casualidad que al lado de la Escuela Superior de Diseño encontremos el Espai d'Art Contemporani de Castelló. Refrendado motor cultural, con una programación emprendedora que incluye conferencias, ciclos, exposiciones, talleres didácticos, debates y conciertos (vale la pena consultar sus intenciones: www.eacc.es). De este modo cumple la misión de promover y difundir prácticas artísticas, así como de reflexionar acerca de los límites y la utilidad de la institución museística desde una óptica espacial y social.
En la plaza que lo antecede destaca el Espai Bar, muy cool, concebido por el artista francés Daniel Buren, y sobre todo las prótesis de Santiago Cirugeda, arquitecto activista y coherente, conocido por sus "recetas urbanas". Las prótesis son dos espacios adosados al museo, sostenibles, hechos con piel de casetones de plástico negro, atravesados por varillas metálicas. Lástima que su interior solamente pueda visitarse en seminarios o conferencias.
Una calle más abajo, ya se vislumbra el edificio del Museu de Belles Arts (www.culturalcas.com), obra de los arquitectos Tuñón y Mansilla. Maravilloso. Ganador, entre otros premios, del FAD Arquitectura 2001. Pulido con mimo hasta el último detalle, con una ubicación céntrica, este edificio se ha convertido en un emblema de la ciudad. Más de 8.500 metros cuadrados distribuidos en colección permanente, exposición temporal, biblioteca, auditorio, talleres de restauración y un claustro (provisto de cipreses y palmeras) ideal para la música en directo.
Algo más alejado, a las afueras, pero a quince minutos a pie, se encuentra el Auditorio y el Palacio de Congresos, edificio de Carlos Ferrater. Se trata de un espacio polivalente y funcional. Dos en uno. Ideado como un gran contenedor apto para dividirse. Su ubicación, carente de edificios alrededor, realza el volumen. Lo rodea un desahogado jardín de naranjos, por lo que toda la luz la succiona el edificio.
Plaza mayor
El centro urbano tiene la ventaja de que se puede recorrer a pie. Una opción recomendable es empezar la ruta por la plaza de Santa Clara. Es un lugar de paso. Allí está el mercado central, muy animado por la mañana, por lo que a la salida no es extraño que la concurrencia busque tregua en las terrazas que bordean la plaza, aprovechando las sombras que prestan los porches. Algo similar ocurre en la plaza de la Pescadería. A su lado se encuentra la plaza Mayor, centro vital de la ciudad, espacio compartido por el Palacio Municipal, un edificio sobrio, de reminiscencias toscanas, construido entre los siglos XVII y XVIII; la concatedral de Santa María, de estilo gótico, que, pese a que tuvo que reconstruirse tras la Guerra Civil, mantiene la fachada original, y la torre El Fadrí, campanario símbolo de Castellón, de planta octogonal y mirador a 58 metros de altura.
A pocos pasos, la calle de En Medio ejerce su función de arteria comercial (en ella hay clásicos como el edificio Hucha o la pastelería El Cisne), bien secundada por la calle de Colón, en la que se encuentra, por ejemplo, El Pilar, tienda abundante en exquisiteces gastronómicas. La calle de En Medio desemboca en la Puerta del Sol, donde destaca el edificio del Gran Casino.
En ese punto conviene adentrarse hasta dar con la plaza de la Paz. Dos cosas llaman la atención: el antiguo quiosco-bar-glorieta, con su terraza, y el teatro Principal, un edificio emblemático construido a finales del siglo XIX, en pleno periodo de progreso urbanístico.
A estas alturas de la ruta es probable que el viajero agradezca degustar la cocina creativa de El Carceller, en la carretera Borriol. Es una opción. Pero sin perder de vista el restaurante Cremor, más selecto, en la calle del Pintor Oliet. Al salir de Cremor, si por alguna extraña fatalidad usted se siente estresado o perdido en Castellón, no olvide que le queda un paseo tranquilo por el parque Ribalta, y que a dos pasos tiene las playas de Benicàssim, las islas Columbretes, las montañas del desierto de las Palmas (declarado paraje natural), o dedicarse a visitar pueblos cercanos de lo más atractivos, como Vilafamés o Morella.
Eusebio Lahoz es autor del libro de poemas Envío sin cargo (editorial Renacimiento)
GUÍA PRÁCTICA
Visitas e información- Museu de Belles Arts de Castelló(964 72 75 00). Avenida de los Hermanos Bou, 28. De martes a sábado, de 10.00 a 20.00. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Lunes, cerrado. Entrada gratuita.- Espai d'Art Contemporani de Castelló (ESCC) (964 72 35 40; www.eacc.es). Prim, s/n. Martes a domingo, de 10.00 a 20.00.- www.castellonturismo.com.- www.castello.es.Comer- Cremor (964 21 34 14). Pintor Oliet, 17. Unos 30 euros. Menú, 20 euros.- Carceller (964 20 04 05). Carretera Borriol, 16. Alrededor de 35 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.