Dos medidas para mejorar la enseñanza
Casi todos los profesores de enseñanza secundaria estamos de acuerdo en que se enseña más y mejor a un grupo de 25 alumnos que a uno de 35. Asimismo, creo que la mayoría piensa que, excepto en algunos casos, las asignaturas de una o dos horas no permiten que las clases tengan una razonable regularidad, y, por lo general, sólo sirven para que un mismo profesor enseñe a un número excesivo de grupos y para que un mismo alumno tenga una cantidad desmesurada de asignaturas y de profesores.
Sin embargo, a pesar del continuo cambio de la legislación educativa, en las aulas hay casi el mismo número de alumnos que hace 20 años, y, en vez de haber mantenido agrupadas las horas lectivas asignadas a una misma materia en asignaturas cuatro o cinco horas, se ha aumentado el número de asignaturas de una, dos y tres horas. En mi opinión, sería mucho más razonable remediar desde la raíz esta situación que seguir aplicando los parches ineficaces que actualmente se ponen en práctica.
Ahora bien, puesto que reducir el número de alumnos por grupo y distribuir racionalmente las horas lectivas asignadas a las materias son medidas que no responden a cuestiones ideológicas ni están vinculadas a ninguna moda pedagógica, parece evidente que el motivo por el cual no se adoptan es que, en realidad, los sucesivos gobiernos de nuestro país y de las distintas comunidades autónomas no le han concedido nunca demasiada importancia a la educación.
Así lo confirma, por ejemplo, el hecho de que a menudo se obligue a los inspectores y a los equipos directivos a reducir al máximo la plantilla de profesores y el número de grupos de los centros con la excusa de que se trata de gestionar bien los recursos que, sin embargo, se derrochan en futilidades.
No hacen falta, pues, grandes revoluciones ni ocurrencias geniales para mejorar la calidad de la enseñanza, sino que bastaría con tomar un par de medidas muy sencillas, nada polémicas y menos caras que algunas de las absurdas inversiones que a veces se realizan pese a que el profesorado las considere completamente inútiles.
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