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Nobel de Química para el estudioso de las superficies sólidas

Las investigaciones del alemán Gerhard Ertl destacan por su positivo impacto ambiental

El Nobel de Química premia este año más que un descubrimiento aislado, toda la carrera de un científico, el alemán Gerhard Ertl, cuyas investigaciones sobre los procesos químicos en las superficies de materiales sólidos tienen su huella en productos tan corrientes como los catalizadores de los coches o los fertilizantes y las pilas de combustible. Para el reconocido sabio Ertl, el galardón fue un excepcional regalo de cumpleaños, ya que justo ayer cumplió 71.

"Es el mejor regalo de aniversario que pueda imaginar", comentaba ayer Ertl en su despacho del Instituto Fritz-Haber (Berlín) lleno de gente y con el teléfono sin parar de sonar, informa France Press. Aunque muchos especialistas e incluso la Fundación Nobel han resaltado la gran repercusión tecnológica del trabajo de Ertl, él mismo quiso ayer puntualizar: "Mis investigaciones no se han dirigido a mejorar los procesos industriales, sino simplemente a comprender mejor cómo funciona la naturaleza". Y añadió: "Pero es cierto que para mejorar las cosas hay que comprender cómo funcionan y en esto es en lo que han sido útiles mis trabajos".

Aunque el galardón -dotado con 1.092.776 euros- es de Química, la mano del sabio alemán está

en los orígenes de la cada vez más pujante disciplina de la físico-química, o viceversa. Muchas reacciones químicas se producen en la superficie de los materiales, sólidos, desde la oxidación del hierro hasta la producción de fertilizantes agrícolas para captar hidrógeno del aire o el deterioro de la capa de ozono debido a reacciones en la superficie de los cristales de hielo en la estratosfera. Por aportaciones cruciales como su trabajo sobre las reacciones de los catalizadores de los coches y cómo optimizar su eficacia, se considera que las investigaciones de Ertl tienen un impacto positivo en la protección del medio ambiente.

Ertl ha investigado durante años con enorme precisión qué hacen los átomos y las moléculas en estas reacciones, cómo funcionan, desarrollando poderosas tecnologías experimentales que, como señaló ayer la Real Academia de Ciencias Sueca, "sentaron las bases de la moderna química de superficies".

Pero Ertl es conocido también entre sus colegas por su forma de trabajar honesta y persistente. "Creo que nunca hay que darse por vencido, siempre tienes que intentar resolver el problema hasta donde sea posible", comentó.

El científico español Rodolfo Miranda, catedrático de Física de la Materia Condensada (Universidad Autónoma de Madrid), trabajó con Ertl en los años ochenta en su laboratorio, entonces en Munich, y ayer le recordaba con afecto: "Él era, ya en los años ochenta, un científico muy famoso porque no sólo era un sabio sino también porque, con su carácter afable, tenía una gran capacidad para dirigir con enorme eficacia un grupo potente de investigación y sin perder la calidez humana". Miranda recuerda que el profesor tenía un piano en su "enorme despacho", y que a menudo le oían tocar. "Y lo hacía muy bien", puntualizó.

Pero, sobre todo, Miranda muestra admiración por la ciencia de su maestro alemán: "Su gran idea era investigar en condiciones de atmósfera completamente controlada, en vacío, fenómenos difíciles de observar con gran detalle en experimentos normales; pero la investigación en condiciones ideales genera un conocimiento profundo, fundamental y aplicable para muchas tecnologías". Los catalizadores de los coches, por ejemplo, nacieron en los laboratorios de Ertl, señaló Miranda.

Ahora la importancia de las reacciones químicas de superficie controladas crece sin cesar. Desde los procesos atómicos y moleculares de los materiales semiconductores hasta las reaciones que los científicos e ingenieros exploran para poner a punto las pilas de combustible, múltiples procesos industriales heredan los descubrimientos de Ertl, que anoche, según dijo, iba a cenar con su esposa y su hija para celebrar su cumpleaños y el Nobel.

El científico alemán Gerhard Ertl, premiado con el Nobel de Química, en su laboratorio, en Berlín.
El científico alemán Gerhard Ertl, premiado con el Nobel de Química, en su laboratorio, en Berlín.REUTERS

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