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Entrevista:MATHIEU GUIDÈRE | Profesor de la Universidad de Ginebra y experto en terrorismo

"España está amenazada por razones teológicas"

Mathieu Guidère, profesor de la Universidad de Ginebra y de la academia militar de Saint-Cyr, acaba de publicar en Francia, en la editorial Rocher, su tercer libro sobre la violencia islamista: Al Qaeda a la conquista del Magreb. El terrorismo islamista a las puertas de Europa.

Pregunta. ¿Supone un mayor riesgo para Europa la transformación de los salafistas en vasallos de Al Qaeda?

Respuesta. La sumisión a Al Qaeda significa cambio de ideología y táctica. Los islamistas argelinos han pasado del salafismo, que preconiza seguir el ejemplo de antepasados piadosos, a la exaltación del martirio en la lucha contra "renegados" e "infieles". Esta tendencia conlleva un mayor riesgo para Europa del sur. Convierte a cada simpatizante de Al Qaeda en un hipotético kamikaze.

"Tras la caída del comunismo, no hay nada frente al islamismo"

P. ¿Lograrán los golpes de Al Qaeda que los regímenes magrebíes se tambaleen?

R. Desde hace un año, Al Qaeda no ceja de golpear, sobre todo en Argelia. Pero esos golpes no hacen tambalearse a los regímenes, sino todo lo contrario. Refuerzan el control que ejercen sobre sociedad e instituciones. La explicación es sencilla: ningún país quiere vivir una guerra civil como Irak. Estallaría si los islamistas socavasen al poder central. Los mazazos de Al Qaeda sí desacreditan a los regímenes magrebíes. Los pueblos de la zona los recusan, pero tampoco quieren que prospere el proyecto de Al Qaeda del Estado islámico.

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P. ¿Cuál es la prioridad de Al Qaeda?

R. El frente iraquí fue prioritario para Al Qaeda durante años. Los islamistas del Magreb lo alimentaron en hombres, sobre todo desde Argelia. En la estrategia de Al Qaeda está ahora claro que el Magreb, y más allá parte de África, son el principal objetivo estratégico del futuro. Irak ya no es tan prioritario porque considera que, a grandes rasgos, la batalla está ganada. Es necesario abrir un nuevo frente, como dijo Ayman al Zawahiri [número dos de Al Qaeda].

P. El terrorismo devasta Argelia, pero apenas araña a Túnez y Marruecos.

R. Los islamistas argelinos están más curtidos, pero los países vecinos no están a salvo. Los atentados de Casablanca en primavera lo demuestran. Las constantes detenciones en ambos países demuestran que el peligro existe. Es evidente que la complacencia popular con la violencia no alcanza los niveles de Argelia, donde Al Qaeda se mueve en un terreno propenso.

P. Francia es un objetivo de Al Qaeda en el Magreb porque fue potencia colonial. ¿Por qué también lo es España?

R. Francia lo es porque apoya a los regímenes del Magreb. España es un caso más complejo. Su presencia en Ceuta y Melilla es un pretexto para los jefes de Al Qaeda y tiene impacto sobre la juventud marroquí. Pero más allá de esa "aberración histórica", como la describió Al Zawahiri, el mito de Al Andalus funciona plenamente.

P. Entonces no es una reivindicación puramente retórica.

R. En absoluto. España es un objetivo por razones teológicas. Por sorprendente que parezca, Al Qaeda está convencida de que una tierra que fue musulmana debe volver al regazo del islam. Al Andalus lo fue durante más de siete siglos. Otras zonas de Europa, como el sur de Francia, no fueron habitadas por musulmanes sino brevemente conquistadas. Por eso no formulan ninguna reivindicación sobre ellas. Paradójicamente, el apoyo de España a Marruecos no es motivo de enfado de Al Qaeda con Madrid.

P. ¿El bloqueo de los sistemas políticos del Magreb fomenta la radicalización?

R. El horizonte político o social no es alentador para la juventud. Pero rechazo explicar la opción terrorista con una justificación de esta índole. Vimos en Reino Unido o Arabia Saudí a individuos que no carecían de nada radicalizarse hasta extremos insospechados. Es el vacío ideológico existente en esos países lo que incita a los más idealistas a empuñar las armas. Tras la caída del comunismo no hay nada frente al islamismo. Incluso si esos regímenes fueran más competentes, los radicales no desaparecerían porque no hay ninguna oferta ideológica alternativa. Ni siquiera en Occidente. Con su guerra en Irak, EE UU hizo añicos la última utopía a la que podía aún agarrarse la juventud musulmana: la democracia.

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