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El PSC acusa a CiU de "pecar por omisión" en la construcción de las grandes infraestructuras

Pocas cosas suscitan tanta unanimidad y satisfacción en un partido como poner el dedo en el ojo del adversario. A los socialistas no les cabe duda alguna de que la responsabilidad en el retraso que sufre Cataluña en materia de grandes infraestructuras del transporte y la energía es de Convergència i Unió (CiU). Así describe esa responsabilidad la ponencia que debatirá la VI Conferencia Nacional del PSC: "La principal responsabilidad está en el pecado de omisión, que ha consistido en no tomar decisiones por temor a la opinión pública o a la pérdida de votos". Como CiU es la que ha gobernado en Cataluña durante más de 20 años, recuerda, "es la que más ha cometido el pecado de omisión".

Con independencia de que el objetivo de la acusación sea el de exculpar al propio PSC y a los gobiernos de la Generalitat presididos por Pasqual Maragall y José Montilla, lo cierto es que la acusación va acompañada de un recordatorio muy ilustrativo.

El primer "gran tropiezo" de CiU fue el del Plan de Residuos, que retiró ante la movilización ciudadana. Después sucedió lo mismo, con los planes eólicos; la interconexión eléctrica con Francia; la no construcción del tercer carril en la AP-7; las interminables idas y venidas para el desdoblamiento de la N-II en la Panadella; la oposición, luego rectificada, de llevar el AVE al aeropuerto de El Prat.

Por si esto no bastara, el PSC recuerda que el municipio de Les Franqueses, con alcalde de CiU, es el que más se ha opuesto al antes denominado Cuarto Cinturón, ahora Ronda del Vallès. También recuerda que la Diputación de Girona, cuando tenía un presidente de CiU, encabezó la oposición al tendido eléctrico Bescanó-Sentmenat y que la mayor parte de los alcaldes que se oponen a la interconexión eléctrica con Francia son también de CiU.

Contra la cultura del no

Este recordatorio sirve a los socialistas par acusar a CiU también de refugiarse en la más simple y negativa demagogia, consistente en quejarse ahora del retraso que Cataluña padece en infraestructuras. El colmo de las contradicciones es, afirma la ponencia, "criticar el retraso del AVE al tiempo que hace propuestas contrarias a las que firmó cuando gobernaba" en la Generalitat.

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El PSC entona también, no obstante, un discreto mea culpa al asumir la parte de responsabilidad que le corresponda por no haber sabido contrarrestar el auge de "la cultura del no". La ponencia la describe como la pulsión que lleva a los ciudadanos a exigir un buen suministro eléctrico al tiempo que se oponen a las centrales eléctricas, a los parques eólicos y a los tendidos cuando pasan por su territorio. Es la misma conducta que lleva a quejarse de la insuficiencia de la red viaria, "pero son muchos los colectivos que actúan contra los proyectos para su mejora o ampliación".

La ponencia pide que todos los partidos políticos y los medios de comunicación articulen un "discurso coherente" y favorable a las inversiones en grandes infraestructuras.

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