"Me temo que Hitler sea el papel de mi vida"
Bruno Ganz, protagonista de 'El hundimiento', estrena en España 'Vitus', una historia centrada en un niño prodigio
De Bruno Ganz, el actor suizo de 66 años, se puede afirmar sin exageración que se caracteriza tanto por la calidad de sus trabajos en cine y teatro como por una extraordinaria polivalencia. Cuando apenas se habían apagado los elogios y el debate sobre su interpretación de Hitler en la superproducción El hundimiento, basada en el libro de Joachim Fest, aceptó un papel en Vitus, una película suiza de bajo coste que hoy se estrena en España, en la que representa el papel de un abuelo soñador que se convierte en refugio para su nieto prodigio. Antes de Vitus, Ganz aceptó un breve papel encarnando al cardenal polaco Stefan Wyszynski en un filme sobre el papa Juan Pablo II, y después intervino en una película dirigida por Francis Ford Coppola, todavía sin estrenar.
"A la hora de decidirme por una película creo que lo decisivo, lo esencial, sigue siendo el guión"
"La historia de 'Vitus' me fascinó por el retrato de los problemas del niño y su relación con el abuelo"
"Los niños sólo saben ser ellos mismos. No son actores, pero cuando funciona es muy auténtico"
"Estoy orgulloso de haber hecho 'El hundimiento'. No tengo nada de que arrepentirme o disculparme"
Sostiene Ganz que a la hora de decidirse por una película el guión es decisivo. Ahora, con toda la experiencia que le proporciona haber participado en muchas producciones y moverse entre gente famosa, se fija un poco más en quién participa y, sobre todo, en quién dirige. "Pero lo esencial sigue siendo el guión", afirma el actor con rotundidad. No obstante, Vitus ha sido una excepción en ese sentido. El director de la película, Fredi Murer, vive en Zúrich, la ciudad natal de Ganz. Ambos se conocían y charlaban de vez en cuando. El actor consideraba excelente una de sus películas y tenía ganas de trabajar con él. Surgió esa posibilidad y la aceptó, aunque el texto -que hubo que reescribir por un problema de presupuesto- no le pareciera tan bueno.
Ganz asegura que la historia de Vitus, un niño superdotado y sus dificultades por ser un niño que juega como los demás pero que al mismo tiempo es una criatura excepcional, "le resultó fascinante" por el retrato de sus problemas y por la relación de amistad que existe con el abuelo, que trata de ayudar a su nieto y a la vez intenta no entrometerse.
La variedad de personajes que lleva interpretados convierte a Ganz en un actor difícil de encasillar. "Es lo fascinante de mi profesión. En eso soy anticuado; me encanta que cada papel sea diferente, es un reto". El actor lo atribuye a su relación con el teatro donde trabajó durante 15 años. "Allí es mucho más fácil cambiar de papel, transformarse. Basta una barba pegada a la cara. En el cine es mucho más complicado, porque la cámara lo ve todo". Vitus tiene además una complicación añadida: el trabajo con un menor. "No se puede hablar con los niños como se habla con un actor; la comunicación es más difícil. Los niños están en su mundo y no se les puede pedir que actúen de esta o aquella manera. Sólo saben ser ellos mismos. No son actores. Hay que mirar cómo son, tratar de acercarse. Cuando funciona, es muy bonito, porque es muy auténtico. Me gusta trabajar con niños".
Al niño de la película, Teo Gheorghiu, "un chico superdotado de veras", Ganz lo escuchó en Zúrich interpretar a Beethoven. La secuencia final de la película es documental, un concierto real que dio Teo. "La decisión fue difícil", afirma el actor. "¿Queríamos un niño con mucho talento como actor y que tocara en play back? A mí me pareció que era mejor buscar a un verdadero niño superdotado que supiera tocar el piano. Lo de la actuación ya lo arreglaríamos".
A Ganz no le gusta hablar de su papel en El hundimiento por su complejidad. Teme que el de Hitler será el papel de su vida, que así pasará a la historia, "si es que no me dan otro papel importante antes de que me muera. Hitler es una figura controvertida, y si la representas como yo lo hice es normal que se te quede pegada". Muchas personas muy importantes para él, que le recomendaron rechazar el papel, lo criticaron con dureza tras el estreno. A él la película le parece correcta, y su trabajo, bueno. Piensa que no tiene de qué arrepentirse ni disculparse: "Estoy orgulloso de haberlo hecho y de las críticas positivas de personas que admiro, como Coppola. Así que está bien".
Bruno Ganz también ha trabajado en Der Baader-Meinhof Komplex [El complejo Baader-Meinhof], que se estrenará el año que viene. En el filme sobre el grupo terrorista que puso en jaque al Estado alemán en los años setenta del siglo XX, el actor interpreta al gran jefe de la policía alemana Horst Herold. La historia está contada desde la perspectiva de los terroristas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF). El Estado apenas se menciona, y ni el canciller ni los ministros aparecen en la historia. Sólo el jefe de policía Herold. A la pregunta de qué aportará esta nueva película cuando Alemania está inundada de filmes, libros, documentales y publicaciones con motivo del 30º aniversario del terrorismo del "otoño alemán", el actor responde que tampoco El hundimiento decía nada nuevo, y piensa que la forma de Der Baader... puede aportar mucho.
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