Gallardón declara la guerra a los 'graffitis'
Una nueva ordenanza aumentará las sanciones a los que realicen pintadas
En Malasaña, el barrio más castigado por las pintadas, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, advirtió ayer a los grafiteros de que será "implacable" con su "falsa expresión artística" y de que aumentará las sanciones contra ellos mediante una nueva ordenanza de la limpieza urbana, que contemplará "medidas absolutamente ejemplares".
Fuentes municipales aseguraron que no podían detallar estas medidas, ya que el texto está "en elaboración". Lo que sí precisaron es que la norma que castiga a las pintadas las considera faltas leves. Se trata de la ordenanza general de protección del medio ambiente urbano, que data de 1985 e impone multas de entre 10.000 y 15.000 pesetas, ahora 60 y 90 euros. Esta declaración de guerra a los graffitis, que se calcula que ocupan 1,5 millones de metros cuadrados de la vía pública, se produce después de que Esperanza Aguirre estableciera, en su Ley de Medidas Urgentes, aprobada a finales de julio, penas de entre 300 y 6.000 euros. Consultadas ambas partes, la Comunidad admitió que es una "competencia municipal" y que su norma establece "un marco legal de máximos y mínimos", mientras que el Ayuntamiento dijo que su ordenanza irá "en consonancia" con ésta.
Este anuncio lo hizo el alcalde en la presentación del Plan de Limpieza General del Ayuntamiento, que consiste en someter a todos los barrios a dos limpiezas integrales al año. Se actuará por semanas, en turnos de mañana y tarde y con 92 operarios y 60 máquinas de media. El Ayuntamiento asegura que no supone un desembolso extra porque está incluido en el presupuesto para limpieza viaria de 220 millones de euros. El concejal encargado de Medio Ambiente del grupo municipal socialista, Pedro Santín, calificó este proyecto de "plan fantasma para la foto"
y pidió a Gallardón que habilite dos muros de 300 a 500 metros cuadrados por distrito para graffitis. Desde IU, la portavoz del área, Raquel López, pidió que no se descalifique a los que realizan murales y que se les dote de espacios específicos.
En la calle de la Palma, donde dos operarios se afanaban contra la pintada, la tónica era el escepticismo. "Esto es puro politiqueo, flor de un día", se lamentaba Pepe Olona, de Arrebato Libros. A su lado, el dueño de la floristería tildaba el plan de "chorrada olímpica". Los basureros no hablan. Lo tienen prohibido.
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