Barceló y Millares rompen las estimaciones en Christie's

Puede que el mercado siga alegre porque hay dinero (¿alguien dijo crisis?), o que el mercado español esté creciendo y siga la estela de las grandes plazas como Londres o Nueva York. El caso es que ayer algo parecido a la euforia recorrió la magnífica sala de vidrieras La Cúpula, del hotel Palace de Madrid, durante la cuarta subasta de arte español que celebra Christie's desde 2004.

Con el arte moderno y contemporáneo el comprador no teme el riesgo y puja fuerte

Qué casualidad. El primer lote era una obra de Palazuelo, fallecido pocas horas antes y que marcó el tono general al elevarse las estimaciones. Composición, un gouache de profundos rojos que pintó a mediados de los años sesenta, salía entre 40.000 y 60.000 euros. En menos de tres minutos sobrepasó las cifras y se vendió por 80.000 de martillo. A esta cantidad hay que añadir la comisión de Christie's (algo más del 20%) y el IVA.

Pero la obra que provocó los mayores aspavientos fue Dèjeuner sur l'herbe II, de una serie que Miquel Barceló (Mallorca, 1957) realizó entre 1986 y 1989 tras su estancia en Malí. El precio de salida, entre 350.000 y 550.000, se quedó corto, el precio final: 700.000. Menudo chasco se llevó el último pujador, que se encontraba entre las casi 400 personas que copaban la sala. Cuando ya acariciaba la obra, el experto en el siglo XIX y arte moderno de Christie's Pablo Melendo, que dirigía la puja, dijo que el Estado tenía derecho de tanteo y se la quedaba. Aun así, el artista no superó su récord, establecido en 1,5 millones de euros, con Autour du lac Noiren, vendido en 2002.

Otra de las estrellas de la subasta -que empezó a las seis de la tarde y terminó pasadas las diez de la noche- fue Cuadro 32, de Manolo Miralles (Las Palmas de Gran Canaria, 1926-Madrid, 1972). La obra tiene relevancia. Es una de las 10 arpilleras que el artista llevó a la Bienal de Venecia en 1958, una de las cuales compró el MOMA. Salía en 180.000-250.000 euros y llegó a 420.000. Otro de los triunfadores fue Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983), con su Femme oiseaux, pintado en los setenta70 cuando el artista empezaba sus obras partiendo de manchas al azar y ordenando la composición con ayuda del negro. Se vendió por 580.000 euros y tenía una estimación de entre 250.000 y 350.000.

Anglada-Camarasa (Barcelona, 1872-Mallorca, 1959), que el año pasado logró con su soberbio El casino de París el lote más pujado de las subastas españolas (2,9 millones de euros), salía esta vez con una obra más asequible, La espera, estimada entre 200.000 y 300.000 euros y vendida por 480.000.

Ya se sabe que el arte moderno y contemporáneo está en pleno apogeo, los compradores no temen el riesgo y las pujas se solventan en minutos. No ocurre lo mismo en las del arte del XIX y pintura antigua, que son más tranquilas. Algunas obras, muy pocas, se quedaron por debajo de la estimación y no se vendieron. Pasó con Gitana con pañuelo, María, de Isidre Nonell (Barcelona, 1873-1911). Salía con un mínimo de 300.000 euros y se quedó en 240.000. Tampoco se vendió otra de Anglada-Camarasa, La chumbera, que no llegó al mínimo de 120.000 euros.

Ahora bien. Hay una teoría que se dice ya es tendencia: "Lo bueno, sea de la época que sea, se paga muy bien", según Pablo Melendo. Así que cuando le llegó el turno a Francisco Bayeu (Zaragoza, 1734-Madrid, 1795) volvió la alegría. Y su Retrato de Feliciana Bayeu, hija del pintor, superó la estimación (300.000-500.000 euros) con 650.000 euros.

En total fueron 156 obras, que movieron, por segundo año consecutivo, 15 millones de euros, una cifra que no se atrevía ni a vaticinar ayer la propia Christie's.