Doctor Haidar Abdel Shafi
"Nos encontramos en Madrid para tejer juntos el tapiz que une nuestro pasado con el futuro, para reafirmar el valor de un ideal que en su día trajo consigo el renacer de la civilización y un orden mundial basado en la armonía en la diversidad". Nunca olvidaré el eco que producían estas palabras en el Salón de Columnas del Palacio de Oriente, el 31 de octubre de 1991. Era la Conferencia de Paz que sentaba alrededor de una mesa por primera vez a los israelíes y a los árabes. Quien pronunciaba este histórico discurso era Haidar Abdel Shafi, un gran patriota palestino que ha fallecido en Gaza el pasado 25 de septiembre.
Todos los presentes en la Conferencia de Madrid, entre los que estaban George Bush, Mijaíl Gorbachov y Felipe González, escuchábamos en suspenso la intervención del doctor Abdel Shafi. Era la primera vez que ambas partes confrontaban directamente sus narrativas sobre un conflicto que, como Abdel Shafi no se cansaba de repetir, había causado ya demasiadas víctimas y que había destrozado ya demasiados sueños. Pero lejos del rencor, Abdel Shafi iba engarzando las justas reivindicaciones palestinas en un discurso de paz.
No le resultó fácil aceptar algunos de los compromisos que hicieron posible aquella Conferencia. En particular, siempre fue receloso de los acuerdos transitorios, de las aproximaciones graduales a algo que él siempre insistió en entender y en explicar como una cuestión de justicia. Pero con su inmensa sabiduría supo comprender que la paz implica también renuncia y generosidad.
Abdel Shafi luchaba también por su ideal de la sociedad palestina. Progresista convencido, fundó en su tierra la Media Luna Roja y fue elegido miembro del Consejo Legislativo Palestino. Años después de nuestro encuentro en Madrid, durante mi misión como Representante Especial de la Unión Europea, tuve ocasión de visitarle en numerosas ocasiones. Sentados en el salón de su modesta casa en Gaza, bebiendo té en el atardecer mediterráneo, defendía con pasión la democracia y el valor de la diversidad, 'dentro del respeto mutuo y de la unidad nacional'.
Con el tiempo, Abdel Shafi vio confirmados sus temores. El proceso de paz que con tanto empeño pusimos en marcha aquellos días acabó estancándose en una maraña de hechos consumados y obligaciones condicionales, y en una nueva espiral de violencia que Abdel Shafi siempre quiso evitar.
Pero Abdel Shafi nunca quiso renunciar a la paz con Israel, una paz justa sobre la base de los principios que quedaron establecidos en Madrid en 1991: "Formemos una cadena moral alrededor de Madrid y continuemos ese noble esfuerzo por la paz, por la promesa de la libertad para nuestros hijos y nuestras hijas". Era, y sigue siendo, la promesa de la 'paz por territorios', la 'paz de los valientes' por la que también dio su vida el tristemente desaparecido Isaac Rabin. Recuerdo con especial emoción una cena que ofrecí como embajador de España en Israel, en la Residencia, con motivo del quinto aniversario de la Conferencia de Paz de Madrid, donde tuve ocasión de conversar de nuevo con Abdel Shafi y a la que también asistieron el entonces primer ministro Netanyahu y su antecesor Sahmir.
De aspecto distinguido, sencillo en el trato, el doctor Abdel Shafi siempre recordaba en especial el sufrimiento que padecía su Gaza natal. Sin ver realizado su sueño, allí quiso morir.
Miguel Ángel Moratinos es ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
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