Modelos y modelos
¿Para qué sirven los modelos? Para imitarlos, diría cualquiera. Las aprendices de modelo, por lo tanto, deberían tener una meta. Ser imitadas. Las concursantes de Supermodelo 2007 (Cuatro) tienen, en general, una edad emocional casi infantil. Hay chicas de 16, 17 y 18 años. Normal. Dejemos eso de lado. Pero en cuanto se les exige posar hay poco que las distinga ya de las profesionales. Lo hicieron en una playa de Melilla y en una bañera con espuma. Fotos sensuales y elegantes.
Como contraste, ayer en Aquí hay tomate se veía a Amor, expulsada concursante transexual de Gran Hermano 9 (Tele 5), que posaba para otra lente también en la bañera. Ella / él tiene 18 años. Y también quiere ser supermodelo. No, no se equivocó de concurso.
Lo de las fotos en la bañera es un clásico. El top model español Andrés Velencoso, invitado al jurado de Supermodelo esta semana, recordó una sesión en la que estuvo sumergido en una bañera llena de leche templada que despedía un olor rancio y desagradable. No todo es belleza y glamour en esta profesión. A veces apesta.
Otra de modelos. En el informativo de Antena 3, el lunes, se hicieron eco de la polémica surgida en torno al más reciente reportaje del fotógrafo de moda norteamericano Steven Meisel para Vogue Italia, en el que junta y revuelve a supuestos (y apuestos) soldados en sus momentos de descanso del campo de batalla con seductoras modelos de alta costura. Sudor, barro, cuerpos calientes y escenas de un erotismo estetizante al máximo. La serie de imágenes se titula Make love not war, antiguo lema hippy y pacifista. Pocos pensarán que ése es el espíritu que propone este trabajo, que más bien parece alentar a los aficionados al War porn, género desarrollado al calor de fotos de Abu Ghraib. Militares, sadismo, sexo y perversas diversiones. La guerra como escenario de intensa lujuria. La realidad es muy, muy distinta. Es una realidad que mata y muere. Pero la moda ha cultivado siempre la ficción. Y en la guerra siempre ha habido sueños húmedos. Modelos y modelos.
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