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Tribuna:SANIDAD
Tribuna
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El aborto farmacológico, un derecho de las mujeres

El autor defiende la regularización para uso ginecológico del misoprostol, considerada la píldora abortiva de los pobres

En el mundo se practican 50 millones de abortos anuales, de los cuales 20 millones son considerados abortos inseguros realizados con los más inverosímiles métodos. Hace diez años, los estudios de mortalidad por aborto daban cifras de 150.000 a 200.000 mujeres muertas anualmente. Sin embargo, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, el número de fallecimientos por esta causa se ha reducido a casi la mitad.

En este descenso de la morbimortalidad por aborto inseguro ha sido clave el fenómeno sociológico y científico del uso generalizado del misoprostol. El misoprostol es un fármaco, comercializado en 120 países para el tratamiento de la úlcera de estómago, que está salvando decenas de miles de vidas de mujeres que siguen abortando de forma ilegal y clandestina, pero que ya no utilizan los antiguos métodos abortivos peligrosos e inseguros. Del mismo modo, el misoprostol constituye uno de los más eficaces inductores del parto conocidos y es muy eficaz en el tratamiento de la hemorragia postparto. En este momento podemos afirmar que hay dos píldoras abortivas, que son la mifepristona y el misoprostol. De hecho es el misoprostol el que está salvando miles de vidas, y garantizando en la práctica el derecho de las mujeres a decidir libremente.

El tercer Symposium misoprostol y mifepristona en gineco-obstetricia, que se celebra estos días en Valencia, expondrá el conjunto de estudios que se han realizado durante los últimos 12 años sobre el uso de estos dos fármacos en gineco-obstetricia. La mifepristona, conocida como píldora del día siguiente francesa (RU-486), constituye un método eficaz y alternativo a los ya existentes para prevenir embarazos no deseados. Por su parte, todos los estudios indican la necesidad de regularizar el misoprostol para uso ginecológico, no en vano, existe un fortísimo y creciente mercado negro de misoprostol a nivel mundial.

La disminución del número de muertes por abortos inseguros ha sido especialmente llamativa en Latinoamérica donde, con 3,7 millones de abortos, sólo se producen 3.700 muertes anuales por aborto. La única y clara explicación a esta cifra es el uso masivo del misoprostol. Las cifras del continente americano contrastan con las del continente africano, donde se producen la mitad de las muertes por aborto inseguro del mundo con 32.000 fallecimientos. En África no se usa prácticamente el misoprostol -sólo seis países entre 54 lo tienen registrado-, o se usa muchomenos que en otros continentes.

En nuestro segundo estudio publicado en la Revista Europea de Contracepción y Salud Reproductiva en 1998, bautizamos al misoprostol como la píldora abortiva de los pobres o de los países pobres. En este sentido, me gustaría destacar la reciente creación de la ONG Free Maternity World Wide, cuyo objetivo es la fabricación y distribución de misoprostol a bajo coste, es decir, a precios accesibles para las mujeres de los países pobres, y conseguir que se registre en cerca de 100 países en un plazo inferior cinco años. Del mismo modo, está prevista la posible distribución de mifepristona, pero en una segunda fase en el tiempo.

Creemos que los diferentes métodos de aborto farmacológico constituyen una herramienta valiosísima de lucha por los derechos de la mujer. Estos métodos se pueden calificar de feministas, ya que le dan más poder de decisión y autonomía a la mujer al ser ella misma la que se autoprovoca su aborto, dejando la intervención del médico en segundo plano. Por todas estas razones, los defensores de los derechos de la mujer debemos de potenciarlos y defenderlos.

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Josep Lluis Carbonell Esteve es ginecólogo e investigador en salud reproductiva.

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