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Reportaje:

Irán juega en el patio de EE UU

El presidente Mahmud Ahmadineyad intenta potenciar su influencia en Latinoamérica con un viaje relámpago a Bolivia y Venezuela

El que fuera calificado en otras épocas patio trasero de Estados Unidos es el objetivo de la gira relámpago que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, inició ayer por Bolivia y Venezuela en un intento por estrechar alianzas con dos países cuyos Gobiernos son abiertamente hostiles a la política de Washington en la región. Se trata de una visita de contenido más simbólico que práctico que en opinión de algunos analistas responde a la dinámica de demostrar a George W. Bush que si EE UU es capaz de mantener su presencia activa en Oriente Próximo, Irán también puede hacer política en Latinoamérica. Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador están en el punto de mira de la diplomacia iraní.

La estrategia de Teherán ha topado con un escollo: el argentino Kirchner
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Ahmadineyad hizo ayer una visita de menos de tres horas a su homólogo boliviano, Evo Morales, pero el gesto fue suficiente para que ambos países suscribieran un acuerdo para la ejecución de cuatro cartas de entendimiento y cooperación en el área de hidrocarburos, agropecuaria, minería y recursos naturales renovables con financiación iraní de 100 millones de dólares (70 millones de euros) en el corto plazo y otros 1.000 millones (707) en cinco años.

Bolivia es el país más pobre del continente americano después de Haití, y hasta ahora era casi absolutamente desconocido para el régimen iraní, que apenas estableció relaciones diplomáticas con La Paz el mes pasado. La llegada de Evo Morales al poder, en enero de 2006, y el alineamiento posterior de Bolivia con el venezolano Hugo Chávez en su oposición a la política estadounidense colocó por primera vez a Bolivia en el interés de la diplomacia de Teherán.

Ahmadineyad y Morales hicieron una declaración en la que destacaron el derecho que tienen las naciones a desarrollar "la energía nuclear con fines pacíficos". El presidente iraní, que fue saludado en las calles con banderas de Bolivia, la indígena y alguna que otra de Venezuela, señaló que a partir de ahora Bolivia e Irán caminan en la misma senda de cooperación, solidaridad para el bienestar de los dos pueblos.

Al cabo de tres horas el mandatario iraní se trasladó a Venezuela en una visita igualmente breve pero efectiva desde el punto de vista mediático. Allí le esperaba Hugo Chávez, el principal valedor de Irán en la región, quien defiende el programa nuclear de Teherán.

"La paradoja es que a pesar de esta cercanía política, Irán se ha visto perjudicado en lo economía", apunta Julio Burdman, director de la Carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano. Aunque desde 2001 ambos países han firmado más de 180 acuerdos de comercio la mayoría no ha pasado del mero compromiso y en lo concreto países como Uruguay, que importaban el 100% del petróleo que consumen de Irán, ahora lo hacen de Venezuela.

Pero Teherán además ha ampliado sus relaciones en Latinoamérica a otros países con los que busca afinidad, entre los que destaca Ecuador, otro productor de petróleo, adonde Irán abrirá embajada próximamente, y Nicaragua. Ahmadineyad, quien acudió a la toma de posesión de Daniel Ortega el pasado enero, ha prometido al presidente nicaragüense financiación para proyectos agrícolas a cambio de alimentos. La estrategia iraní en Suramérica ha topado sin embargo con un importante escollo: el argentino Néstor Kirchner. Aunque el Gobierno argentino simpatiza con todos los países que son objetivo de la diplomacia iraní en el continente, mantiene un duro enfrentamiento con Teherán, al que exige que colabore en el esclarecimiento del atentado antisemita contra una asociación judía en 1994, que causó 85 muertos.

El miércoles, el presidente argentino exigió a Irán ante la Asamblea de Naciones Unidas que colabore con la justicia, que acusa a varios altos cargos iraníes, entre ellos el ex presidente Akbar Hashemi Rafsanjani de estar detrás de la matanza.

Evo Morales (izquierda) y Mahmud Ahmadineyad saludan desde el balcón presidencial, ayer en La Paz.
Evo Morales (izquierda) y Mahmud Ahmadineyad saludan desde el balcón presidencial, ayer en La Paz.AP

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