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El debate de política general en Cataluña

Montilla plantea su agenda social como antídoto contra la ebullición nacionalista

"No vamos a ninguna parte si perdemos el tiempo en falsos dilemas". Desde este punto de partida, el presidente de la Generalitat, José Montilla, afrontó ayer su primer debate de política general en el Parlament. Falso dilema es, especificó, presentar como excluyente la dualidad Cataluña-España, que consideró creativa y enriquecedora. Su antídoto fue la apuesta por la "normalidad", la "seriedad" y una extensa agenda social. A Cataluña le conviene, afirmó, "superar el pesimismo, la queja permanente y el mal humor" que los nacionalistas fomentan.

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El presidente acudió al debate de ayer con un Ejecutivo notablemente cohesionado pero en un clima político dominado por la presión de los sectores nacionalistas, en creciente ebullición. El déficit de infraestructuras y el mal funcionamiento de algunos servicios básicos han servido al nacionalismo para proyectar la idea de una Cataluña decadente y castigada por el Gobierno de España que ayer Montilla combatió poniendo su agenda social en el eje del debate. Una hora y media de un discurso de dos horas estuvo dedicada a estos aspectos. Enumeró las principales medidas que piensa emprender: la práctica eliminación del impuesto de sucesiones para la mayor parte de las operaciones de transmisiones de primeras residencias y ayudas a las empresas que conviertan en indefinidos a sus empleados más jóvenes.

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"La Cataluña del esfuerzo y el mérito debe imponerse a la del lamento y de la resignación y a la de los que lo quieren todo sin hacer sacrificios". Con frases como esta Montilla buscó desmarcarse de los 23 años de gobierno de Jordi Pujol, de los tres años de agitada presidencia de Pasqual Maragall y de la oleada de pesimismo que invade a los sectores nacionalistas desde que CiU está en la oposición.

Llamamiento al optimismo

Con el trabajo todo es posible, vino a decir Montilla. Con trabajo y con dinero. Y lo último puede ser un problema menos grave si se cumple el pacto firmado la semana pasada entre el Gobierno y la Generalitat para cumplir lo pactado en el Estatuto y aumentar el 24% las inversiones del Estado en las infraestructuras catalanas.

De ahí el llamamiento al optimismo y a enterrar las "falsas dicotomías". "No podemos quedar prisioneros del dilema excluyente entre Cataluña y España", remachó. En cambio, Montilla sí dejó claro que la brecha que sigue vigente es la de izquierda-derecha. Habló de una Cataluña progresista enfrentada a otra conservadora. La primera es, a ojos del presidente, "un billete hacia el progreso", La segunda, "un billete hacia la decadencia".

Pero Montilla no logró cuadrar el círculo. Sus socios de Esquerra Republicana se sintieron poco representados por un discurso que hablaba de la capacidad de decidir de los catalanes, pero la limitaba a "influir" en las instituciones españolas y europeas. Ni una concesión a los horizontes soberanistas del partido de Josep Lluís Carod. También hubo un jarrón de agua fría para los sectores de ERC que en los últimos días han defendido las protestas antimonárquicas con quemas de retratos de la familia real incluidas. "Quiero una Cataluña respetuosa con todas las instituciones, con todos los símbolos y con todas las leyes de nuestro ordenamiento jurídico; una Cataluña que no necesita quemar nada para hacerse oír", dijo Montilla.

La reacción de los republicanos no se hizo esperar: casi ninguno de los diputados de la formación aplaudió el discurso de Montilla. ¿Motivo? La falta de "ambición nacional" del presidente, apuntaron algunos de ellos.

El discurso de Montilla fue un juego de equilibrios para no profundizar en los proyectos que siguen dividiendo el tripartito. No hubo referencias ni a la interconexión eléctrica con Francia ni al polémico Cuarto Cinturón. Sobre la Ley de la Vivienda el presidente confió en llegar a un acuerdo "dentro de pocas semanas".

LAS FRASES

"Para nuestro futuro no nos sirve quedar prisioneros del dilema excluyente entre Cataluña y España. Aspiramos a una convivencia armoniosa y justa. Porque nuestro horizonte, compartido con los otros pueblos de España, es Europa"

"No nos ayuda a avanzar hacia el futuro la falsa elección entre el catalán y el castellano. Tenemos que hacer de nuestra riqueza lingüística un activo para la defensa y el impulso del catalán, y un estímulo para el trilingüismo"

"Debemos tener el coraje de ser libres para imaginar nuestro futuro. Significa ser lo suficientemente valientes para librarnos de nuestra imagen idealizada"

"Sólo volveremos a ser un punto de referencia si superamos la Cataluña acomplejada, la Cataluña de la queja permanente y del mal humor"

"La Cataluña del esfuerzo y del mérito debe imponerse a la Cataluña del lamento y la resignación, y a la de los que lo quieren todo sin sacrificio alguno"

"Debemos configurar una Cataluña respetuosa con todas las instituciones, con todos los símbolos y con todas las leyes de nuestro ordenamiento jurídico. Una Cataluña que no necesita quemar nada para hacerse escuchar y valer"

"Somos conscientes de que el proyecto nacional de Cataluña sólo es viable si se fundamenta en un conocimiento y en un respeto profundo de la sociedad catalana tal como es"

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