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El Gobierno francés inicia el giro hacia el rigor presupuestario

Fillon advierte que la situación "crítica" de las finanzas públicas "ya no es soportable"

El presidente Jacques Chirac decía que "las promesas sólo comprometen a quienes se las creen". Eso le permitió, en 1995, pocos meses después de ser elegido, dar un giro de 180 grados en su política económica. Nicolas Sarkozy, que prometió relanzar el crecimiento económico a través de medidas sociales y estructurales, parece ahora dispuesto a asumir la necesidad de "apretarse el cinturón". El jefe de Gobierno, François Fillon, advirtió que la situación de las finanzas públicas "ya no es soportable".

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El Gobierno francés presentó ayer su Ley de Financiación de la Seguridad Social, con la constatación de que el déficit de la misma fue de 8.700 millones de euros en 2006, será de 11.700 a finales de 2007 y de 12.700 en 2008. Para financiar un sistema a punto de asfixia, el Gobierno se propone crear -en realidad, a aumentar- la franquicia sobre los gastos médicos. A partir de ahora, todos los franceses contribuirán a reducir el déficit pagando hasta 50 euros anuales de gastos médicos. Sólo los más pobres quedarán exonerados.

"Después de las elecciones municipales de primavera, el Gobierno subirá la franquicia hasta 200 euros", anticipa el diputado socialista Jean-Marie Le Guen. La franquicia sólo debiera aportar unos 850 millones de euros, pero se confía en que el montante sea mucho mayor gracias a su efecto disuasorio. A los médicos se les pide que reduzcan el número de bajas laborales concedidas y se les exige que receten sólo medicamentos genéricos cuando éstos existan. A los hospitales se les somete a una tarificación estricta de sus actividades.

Por otra parte, las jubilaciones anticipadas serán doblemente gravadas, y cuestionadas todas aquellas que se concedan antes de los 65 años. "Algunas empresas recurren demasiado a menudo a las jubilaciones anticipadas. Vamos a gravarlas de verdad", amenazó el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand.

El primer ministro, François Fillon, asumió la impopularidad de las medidas declarando que dirige "un Estado en situación crítica", "de quiebra". Según subrayó ayer, la situación de las finanzas públicas "ya no es soportable". "Durante demasiado tiempo se ha ocultado la verdad", se quejó.

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Sarkozy y su ministro Bernard Kouchner, ayer en Nueva York.
Sarkozy y su ministro Bernard Kouchner, ayer en Nueva York.REUTERS

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