El metro de Palma cierra por inundación cinco meses después de su apertura
El metro de Palma -una sola línea de 7,2 kilómetros- ha quedado fuera de servicio por razones de seguridad sin que se vislumbre el día de su reapertura. Cinco meses después de ser inaugurado en plena precampaña por el gobierno balear, entonces del PP, la lluvia ha empañado el proyecto estrella del ex presidente Jaume Matas. El agua ha inundado bocas, pasos subterráneos y tramos de vías de varias estaciones. Cuando cae un chaparrón las estaciones se inundan. El sistema de bombeo falla.
Avalanchas de agua entran por las escaleras de los vomitorios y las rejas de ventilación de los túneles en dos de las nueve estaciones, hasta alcanzar dos metros y medio de altura, anegando ascensores, la maquinaria de escaleras mecánicas y los cuadros eléctricos. En dos ocasiones, el 21 de agosto y el 22 de septiembre, sendos chaparrones colapsaron el servicio que el PP publicitó como "el transporte del futuro en una ciudad de vanguardia".
La única línea del metro de Palma, que enlaza el centro de la capital y el campus de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), tiene nueve estaciones. De sus 7,2 kilómetros, 3,2 son subterráneos. En la obra se gastaron más de 130 millones de euros, y el cálculo era que el metro tendría tres millones de usuarios anuales. Fue el proyecto estelar del Gobierno de Matas, que lo definió como "la noticia de mayor calado de la legislatura".
Estaciones en zona inundable
El nuevo Gobierno de centro-izquierda presidido por el socialista Francesc Antich afirma los problemas evidenciados son "graves, estructurales y de diseño", y que no se reanudará el servicio hasta que se solventen. El consejero de Movilidad, Gabriel Vicens, nacionalista, cree que se construyeron estaciones en zonas "inundables y sin garantías". Con prisas, el anterior Gobierno invadió con pasos subterráneos terrenos previstos para las tuberías de una obra de trasvase de aguas, lo que obligará a un nuevo proyecto hidráulico y expropiaciones, según el consejero.
El suburbano se estrenó en abril y el PP decretó medio año de gratuidad para potenciar su uso. Hasta su cierre, más de 700.000 personas lo habían utilizado.
El PP insiste que el proyecto "está bien hecho", que es una muestra de "excelencia" y que el metro podría circular perfectamente si se corrigiesen los "fallos del sistema de pluviales" que se atribuyen a un servicio municipal. La ex consejera de Obras Públicas, Mabel Cabrer, dice que la izquierda quiere "desacreditar" el metro y que ya tenía previsto cerrarlo para perseguir a su partido.
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