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Columna
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El PP necesario

Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se muestra decidido a sumar estímulos y argumentos para llevar de nuevo a las urnas a quienes salieron del desencanto y la abstención y le dieron la victoria el 14 de marzo de 2004. Trata de aportar las pruebas de que no les ha fallado a quienes le decían aquella noche del triunfo "¡José Luis, no nos falles!". Por ahí han venido la ley de dependencia, la ley para la igualdad de mujeres y hombres, la subida de las pensiones mínimas, el estatuto del trabajador autónomo, los 2.500 euros por nuevo hijo, la asistencia bucodental a la población entre siete y 14 años, el plan de vivienda de la ministra Carme Chacón, la universalización de las guarderías y las medidas que se irán anunciando. En suma, que Zapatero intenta ganar en las elecciones. Un intento legítimo pero que sólo dará espectáculo si frente al PSOE hay un contrincante verosímil en el Partido Popular.

Por eso, es urgente analizar el PP necesario. Un PP que abandone su empeño de perdedor, que deje de estar afiliado a la derrota con el ahínco que ahora presenta, que se encarne en un equipo diferente, optimista, con ideas y proyectos capaces de encandilar a los votantes potenciales. A ese Mariano Rajoy que asegura tener banquillo para formar 50 gobiernos mejores que el de Zapatero le corresponde presentar sin demora otra alineación y salvarnos de los Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, que llevan en la frente el signo del desastre. Alguien habría de dar el grito de basta ya seguir unidos de modo permanente a las malas causas. Primero fue la teoría de la conspiración acerca del 11-M, siguiendo la estela marcada por Jotapedro sin adoptar la mínima distancia de seguridad que recomienda la DGT. Luego el asombro de que todavía sigamos sin advertir signo alguno de autonomía cuando estamos en vísperas de la sentencia de la Audiencia Nacional y la orquesta mediática habitual se afana en desautorizar el fallo por presentirlo desfavorable a sus tesis.

El PP necesario tendría que fijarse en los perfiles de la derecha que rehusó el confesionalismo religioso, que aprobó la ley del divorcio, que buscó el consenso en los temas de Estado, que propugnó la reforma fiscal y que hundió sus raíces en el centro, caladero masivo de votos y lugar natural de la mayoría sociológica de la ciudadanía del país. El PP necesario no puede ser un mero séquito episcopal dispuesto a jalear los excesos de la jerarquía de la Iglesia en asuntos como el de la nueva asignatura de la Educación para la ciudadanía ni a cerrar filas impasible con la bendita COPE, dedicada a la siembra del odio y el antagonismo cívico y que obsequia al presidente Rajoy con el apodo de "maricomplejines". El PP necesario tiene que ser transversal en materia religiosa y recibir el voto de católicos practicantes o no y de otros muchos postcristianos. Tiene que abrir el arco de sus intereses y propuestas en vez de mantenerse siempre agazapado en espera de que sobrevengan desgracias o turbulencias con la vana pretensión de explotarlos en su favor. Porque aferrarse al prestigio del fracaso puede sintonizar con una larga tradición española pero no conduce a la victoria en las urnas.

Dicen que la anunciada Convención Nacional del PP ha sido desconvocada una vez comprobado que ni el francés Nicolás Sarkozy ni la alemana Ángela Merkel aceptan la invitación para venir a Madrid y ungir a Mariano Rajoy. Nada importaría, antes al contrario, si esa suspendida misa de pontifical se transformara en una reflexión crítica cuando todavía hay tiempo. Es urgente averiguar por qué los aliados naturales desertan de ofrecerse próximos y prefieren, como Emilio Botín, del Santander, fotografiarse con el antagonista Zapatero, lo mismo que Francisco González, del BBVA, César Alierta, de Telefónica o el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Si nuestro sistema financiero es sólido porque viene de antiguos escarmientos, celebrémoslo porque es obra de todos. Si crecemos al 4%, Zaplana debe ahorrarse el papel agorero de proclamar la recesión y si tras la ruptura del alto el fuego de ETA caen terroristas en manos de la policía y la Guardia Civil, reconozcamos el error de los anteriores pronósticos y demos la bienvenida a esos éxitos haciéndolos propios. El PP necesario es ya de la máxima urgencia.

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