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Bo Vesterdorf | Presidente del Tribunal de Primera Instancia de la UE

El árbitro de la competencia

Andreu Missé

Tal como había anunciado hace meses, Bo Vesterdorf (Dinamarca, 1945) dejó la presidencia del Tribunal de Primera Instancia de las Comunidades Europeas al día siguiente de haber dictado la sentencia que condenó a Microsoft por abuso de posición dominante. Se trata del fallo judicial con más repercusiones económicas de la historia de la UE y ha supuesto el primer respiro para la comisión tras años de varapalos por parte del tribunal. El magistrado podrá ahora dar rienda suelta a sus aficiones y recuperar sus sueños de juventud.

En sus años de estudiante estuvo a punto de dejar la universidad para dedicarse al jazz y más tarde trabajó como tramoyista en la Orquesta Sinfónica Nacional de su país. Vesterdorf es un buen amante de la cultura francesa, especialmente de su lengua y de sus caldos. Sigue también de cerca la pista de escogidos pintores, como el belga Pierre Alechinski, conocido por sus lazos y arabescos. Una de sus obras colgaba en el despacho del magistrado.

Vesterdorf ha desempeñado un papel clave en la creación de la nueva doctrina jurisprudencial europea en materia de competencia, es decir, de la defensa de los derechos de los consumidores. Una doctrina que cada vez se sigue con más atención en Estados Unidos.

Antes de la condena de la multinacional estadounidense, el tribunal que presidía Vesterdorf había sido extremadamente severo con la Comisión Europea, a la que ha llevado "por la calle de la amargura durante años", según un alto funcionario de Competencia. El tribunal anuló las decisiones por las que la comisión había vetado tres importantes fusiones empresariales (My Travel-First Choice, Tetra Laval-Sidel y Schneider-Legrand), esta última con el agravante de condenar al Ejecutivo comunitario a indemnizar a Schneider en una cuantía que puede ascender a 400 millones de euros. Tras estas sentencias y la de Microsoft, la larga mano de la justicia europea se deja sentir desde Madrid a Redmond.

Este rigor con las instancias comunitarias obligó a la comisión a reelaborar su propia doctrina sobre fusiones y sobre todo sus métodos de análisis y de toma de decisiones. El distanciamiento de Vesterdorf de Bruselas le confirió un elevado prestigio como juez independiente y también una reconocida autoridad, como ha quedado demostrado ahora en que nadie ha rechistado lo más mínimo tras la condena a Microsoft. Prueba de esta autoridad jurídica es que fue elegido presidente del tribunal por sus pares de manera unánime en votación secreta en tres ocasiones (1998, 2001 y 2004).

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