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Reportaje:

Sacar partido a los tiempos revueltos

La fiscalidad y los nuevos productos financieros ayudan a mitigar los efectos de la crisis de las hipotecas

Las alzas registradas en los últimos días por las bolsas internacionales, antes y después de que la Reserva Federal decidiera rebajar en medio punto su tipo de interés de referencia, hacen pensar a algunos que los recortes del verano llegan a su fin. Para otros, la crisis financiera abierta (crediticia y de confianza derivada de la crisis hipotecaria) y su repercusión en las economías reales dibujan aún un panorama incierto y con riesgos bajistas. Sea cual sea el escenario bursátil, de los tiempos revueltos también se puede sacar partido. Para empezar, y mucho más ahora que se acerca el final de año, se puede recurrir a la fiscalidad para jugar a ganar o al menos a perder menos.

Los futuros sobre acciones, las opciones, los 'warrants' y los contratos por diferencias amplían el margen de maniobra del inversor

El pasado 1 de enero entró en vigor el nuevo impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). En él se deja claro, por un lado, que todas las ganancias (incrementos patrimoniales) derivadas de la compra-venta de acciones y participaciones en fondos de inversión adquiridas con posterioridad al 31 de diciembre de 1994 tributan al 18%, independientemente de en cuánto tiempo éstas se hayan obtenido. Por otro, se señala que si son pérdidas (independientemente también de su antigüedad) lo que se ha obtenido por estas operaciones, éstas podrán ser utilizadas para rebajar (compensar) el importe de las plusvalías logradas. Es aconsejable, por tanto, ir haciendo números y comprobar en qué medida las minusvalías pueden reducir la factura fiscal en un 18%.

Por cada 1.000 euros de ganancias logradas en 2007, Hacienda se quedará, a la hora de presentar la declaración de renta de este ejercicio el próximo mes de mayo, con 180 euros. Si en la cartera de inversión hay otros 1.000 euros de pérdidas, simplemente no se pagará nada. Incluso más, si las minusvalías fueran superiores a las plusvalías materializadas, no sólo no se pagará nada al fisco por estas últimas, sino que se gozará de un crédito fiscal durante cuatro años para seguir compensando ganancias hasta agotar el saldo de pérdidas.

Pérdidas nuevas y antiguas

La posible ingeniería fiscal no se agota con las pérdidas acumuladas en 2007. Para quienes aún arrastren minusvalías de ejercicios anteriores sobre acciones y participaciones en fondos adquiridos con posterioridad al 31 de diciembre de 1994 -el cálculo para este tipo de activos comprados con anterioridad es algo más complicado (ver cuadro)- aún se abren más puertas para reducir la carga impositiva.

Si se trata de pérdidas de menos de un año de antigüedad, logradas entre los años 2003 y 2006, éstas podrán compensarse con ganancias (de nuevo, reducirán su importe) de la base imponible general y, si éstas fueran insuficientes, con hasta el 25% del saldo positivo del resto de rentas de la base imponible general. Si se trata de pérdidas de más de un año de antigüedad, logradas en los años 2003 a 2006, éstas podrán compensarse exclusivamente con las ganancias patrimoniales de la base imponible del ahorro, es decir, generarán un descuento fiscal del 18%.

Las posibilidades de sacar partido a los actuales tiempos revueltos no se acaban en el aspecto fiscal. El margen de maniobra se ha ampliado mucho con la aparición de nuevos productos financieros.

Los futuros sobre acciones son contratos financieros que obligan a comprar o vender títulos-valores a un precio determinado en un plazo de tiempo preestablecido. Un contrato de futuro representa 100 acciones. Su precio, en euros, se mueve en paralelo con el de las acciones que representa.

Al comprar o vender un futuro sobre acciones no se desembolsa la totalidad de su cotización, sino tan sólo un 15% (o un 25%), con lo que el dinero real que se invierte es inferior al que habría que desembolsar en operaciones al contado sobre acciones. Al comprar un futuro sobre acciones (algo que se lleva a cabo cuando las expectativas para el valor elegido son alcistas) se gana dinero cuando, al cerrar la posición, el precio que se pagó por él es menor que el precio al que se logra venderlo.

Al vender un futuro sobre acciones (estrategia a seguir en caso de que las expectativas para el valor sean bajistas) se gana dinero cuando, al cerrar la posición, el precio que se cobró por él es mayor que la cotización real de las acciones elegidas que, si se opta por llegar al vencimiento, previamente se habrán comprado en Bolsa.

Una opción es un contrato por el que se otorga el derecho a comprar (opción call) o vender (opción put) algo (acciones, indicadores de mercado, tipos de interés) a un precio determinado en un periodo de tiempo preestablecido. El precio fijado en el contrato se conoce como precio de ejercicio, mientras que el periodo de tiempo que dura una opción se le llama tiempo a vencimiento de la opción.

Lo que paga el inversor por tener derecho a comprar o vender algo es la prima. Interesa comprar una opción call cuando el inversor tiene expectativas alcistas sobre la acción elegida. Se empiezan a obtener beneficios, y éstos pueden ser ilimitados, a partir del momento en que la cotización efectiva de la acción a vencimiento supere el precio de ejercicio previamente fijado más la prima pagada.

Contratos por diferencia

En un marco bajista, para registrar las mayores ganancias, habría que comprar opcions put. Las ganancias se incrementan a medida que el precio de la acción baje en el mercado.

En los contratos por diferencias (CFD) no se compran ni venden directamente cualquiera de las 50 acciones disponibles, sino que únicamente se juega con la diferencia entre su precio de compra y su precio de venta. De hecho cada día, al cierre de la sesión, se liquidan las posiciones: se le abonan al inversor sus beneficios o se le cargan en su cuenta sus pérdidas. Con ellos se puede operar tanto al alza como a la baja, según las expectativas del inversor.

Los turbos son opciones sencillas o warrants. Con ellos, los inversores se posicionan al alza (a través de turbo call) o a la baja (turbo put) respecto al Ibex 35, principal indicador de la Bolsa madrileña. Un turbo call se revalorizará, y en mayor proporción de lo que lo haga el índice, cuando el Ibex 35 suba, mientras que el turbo put se revalorizará cuando el Ibex 35 baje. La mayor particularidad de los turbos (respecto a las opciones o los warrants) radica en su barrera, nivel que no debe sobrepasarse.

¿Cuándo comprar a crédito? Si el inversor tiene expectativas alcistas, la compra a crédito le permite multiplicar sus ganancias. Con 3.000 euros, por ejemplo, se podrían comprar al contado 300 títulos a 10 euros cada uno. A crédito, se llegaría a las 1.200 acciones. Si el valor sube a 11 euros, por ejemplo, en principio (sin contar comisiones ni gastos asociados) las ganancias al contado serían de 300 euros y a crédito de 1.200 euros.

¿Cuándo vender a crédito? Si el inversor tiene expectativas bajistas, la venta a crédito le permite aprovechar la caída del valor. Con 3.000 euros, por ejemplo, se podrían vender a crédito hasta 1.200 acciones a 10 euros cada una. Si el valor bajara a 9 euros, por ejemplo, en principio las ganancias serían de 1.200 euros.

Dos inversores miran los paneles informativos de la Bolsa de Madrid.
Dos inversores miran los paneles informativos de la Bolsa de Madrid.EFE

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