Barcelona empieza las fiestas invocando al mar y la ciencia

Año de la Ciencia, pregonera científica y ejemplo de reivindicación de la investigación científica en toda su extensión. La oceanógrafa Josefina Castellví fue la pregonera que ayer dio el punto de salida a las fiestas de la Mercè con un pregón que se deslizó entre sus vivencias y recuerdos más personales de la ciudad y el convencimiento de que Barcelona tiene una vitalidad en el campo de la ciencia demostrado en el pasado y enfocado hacia el futuro.

Esbelta, con una mirada clara y voz suave, Castellví, de 72 años, sumergió ayer a los asistentes al pregón en el Saló de Cent en una larga reflexión a propósito de la ciencia, en general, los misterios del océano, en particular, y la magia de la Antártida, donde la oceanógrafa barcelonesa desarrolló una importante labor de investigación junto con otros científicos.

El consistorio en pleno y entre los invitados el ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall, y el consejero de Educación, Ernest Maragall, asistieron a todo un discurso-reivindicación de la ciencia como motor de la vida y del conocimiento. "El objetivo es que no sólo los científicos, sino también los ciudadanos puedan disfrutar del progreso del conocimiento que se está adquiriendo", dijo Castellví. Por eso se refirió a la importancia del trabajo que se realiza en diferentes centros de biomedicina de la ciudad, como el Parque de Investigación Biomédica, junto al hospital del Mar. Y, a la vez, resaltó la importancia de la divulgación científica al que contribuyen equipamientos como el zoo, CosmoCaixa y el programa Barcelona Ciència del Ayuntamiento.

Castellví dio un paseo por la historia de la ciencia en Barcelona: "no es una relación nueva, le viene de lejos". Para argumentarlo, la oceanógrafa se remontó al siglo XV, cuando se sufrió el azote de la peste negra. "Pues fue en Barcelona donde se instaló el segundo hospital de Europa: el hospital de la Santa Creu, que más tarde fue escuela de prácticas para los estudiantes de Medicina que funcionó hasta bien entrado el siglo XX y fue la cuna del hospital de Sant Pau".

Recordó, también, la presencia de Santiago Ramón y Cajal en Barcelona, donde vivió en la calle del Notariat, al norte del barrio del Raval. También se refirió a la creación del Institut d'Estudis Catalans (IEC), ahora hace 100 años.

Castellví, amante del silencio, defendió la posibilidad de crearse su Barcelona en medio del Eixample, donde nació, muy cerca de la plaza de la Universitat: "Aunque el trabajo me ha llevado a muchos países, no puedo imaginarme vivir en otro sitio que no sea mi querida Barcelona. Porque, además, hay una Barcelona diferente para cada barcelonés y yo vivo en la mía".

Este año, la Mercè gira en torno al mar. "El Mediterráneo no es sólo un mar, es algo vivo que despierta unos sentimientos y unas sensaciones difíciles de describir cuando no se han llegado a percibir", afirmó. "Nos ha tocado vivir una época marcada por la pisada humana sobre la naturaleza y los que la queremos nos esforzamos en buscar soluciones para mantener el equilibrio que el hombre tiende a alterar", añadió.

"Nos has dejado la calidez de Barcelona y la frialdad de la Antártida", resumió el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, tras el pregón y antes de proclamar el inicio de las fiestas de la Mercè en una plaza de Sant Jaume llena -sin ningún tipo de manifestación- y a la espera de la salida dels gegants y les bèsties.