"La personalidad de un teatro depende de la producción propia"
Emilio Sagi (Oviedo, 1948) pretende "llevar el alma" del bilbaíno Teatro Arriaga, ser "el catalizador de todo lo que pasa en él" desde el 1 de enero de 2008. A partir de esa fecha asumirá su dirección artística, y aunque su contratación para los próximos cuatro años ha alterado el organigrama del coliseo municipal, no prevé "cambios sustanciales" en su funcionamiento. El ex director del Teatro de la Zarzuela y del Real, nombre esencial de la escena lírica española, afronta "muy ilusionado" el reto de relevar a Lluís Pasqual.
Pregunta. ¿Al margen de la oferta económica, cuál es su principal incentivo para ponerse al frente del Arriaga?
Respuesta. No es cuestión de ofertas económicas, porque en mi trabajo casi es más interesante estar libre y haciendo cosas. El principal incentivo es el propio teatro, donde yo debuté hace muchísimo tiempo y tuve muchos éxitos. Ir después de Lluís Pasqual, un grande de la escena, es otro incentivo, y te diría que lo que más me provoca, como dicen en Suramérica, es que nunca tuve en mis manos un teatro que programara todo tipo de cosas.
"El Arriaga debe hacer otro tipo de ópera, como hace con el Barroco, y, desde luego, producir zarzuela, género amadísimo en Bilbao"
"Sería importante que el Arriaga tuviera otra sala para hacer otro tipo de espectáculos más pequeños y más alternativos"
P. Sostiene que un teatro debe ser una "casa de libertad".
R. Eso de primera mano. Un teatro en el que alguien esté mirando a ver qué es lo que se programa y diciendo "esto sí" o "esto no puede ser por esto", me parece espantoso. Toda mi vida como gestor de un teatro he dado la máxima libertad a los creadores. Dentro de lo que yo decida programar, se podrá hacer lo que está dentro del texto o lo que el creador o el director quieren para esa obra.
P. ¿Por qué será Daniel Bianco su mano derecha?
R. Porque no quiero dejar mi carrera profesional. Tengo contratos firmados hasta 2010 y creo que en el teatro tiene que haber una persona que me conozca muy bien, esté presente en el día a día y ejerza de mi alter ego cuando yo no esté.
P. ¿Qué le han pedido los responsables del Arriaga?
R. Nada en particular. No tuve ninguna consigna ni política, ni artística. Simplemente, que haga mi trabajo y que lo haga lo mejor posible. Como decía, el teatro es una casa de libertad y también yo quiero libertad artística.
P. Pasqual fue contratado para que el Arriaga recuperase la producción propia.
R. Yo también voy a hacer producción propia. A mí no me dijeron nada, pero creo que la personalidad de un teatro depende, en parte, de una producción propia.
P. Su nombre se asocia al género lírico. ¿Primará la ópera y la zarzuela en la programación?
R. Quiero que quepa todo. A lo mejor hago otros géneros que no se hicieron o que no se dieron muy bien, pero, desde luego, en el Arriaga se hizo ópera y zarzuela muy buena, y quiero recuperar eso.
P. ¿Competirá con la ABAO?
R. No, sería completamente ilógico y estúpido. El Arriaga debe hacer otro tipo de ópera, como viene haciendo con el Barroco, pero también ópera de pequeño formato, Mozart, Rossini, ópera contemporánea y, desde luego, producir zarzuela, género amadísimo en Bilbao.
P. ¿El presupuesto resulta suficiente para acoger los mejores espectáculos?
R. Los presupuestos de cultura nunca son suficientes, y, cuando se corta, siempre se corta antes de cultura que de otras cosas. Es un presupuesto bueno, pero esperemos que se pueda aumentar. A lo mejor se puede intentar optimizar o buscar patrocinadores.
P. La autofinanciación resulta una utopía.
R. Es una utopía aquí, en América y en todos sitios. Si se quiere hacer un teatro con un poco de calidad, es imposible, sobre todo si también se hace género lírico. Si se hace un teatro de calidad, con buenas producciones y compañías importantes no se puede llegar a la autofinanciación.
P. ¿Cuál debe ser la principal función de un teatro público?
R. Dar una programación muy variada y que todo el mundo, tenga o no una gran cultura, encuentre un huequito en ella para sus gustos.
P. Los profesionales teatrales bilbaínos ven el Arriaga como un templo precioso al que sólo pueden acceder pagando una entrada. ¿Cambiará eso?
R. Hay que verlo, pero espero que sí cambie. Aún tengo que llegar y sentarme allí; ahora no puedo dar claves exactas de programación. Aparte, sería importante que el Arriaga tuviera otra sala para hacer otro tipo de espectáculos más pequeños y más alternativos. Espero que quepa todo el mundo.
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