La tierra hecha casa
Pizarra, granito, piedra caliza, barro... Con los materiales de la tierra, los lugareños han levantado desde siempre casas que se adaptan mejor al clima y a sus necesidades que la mayoría de las construcciones modernas. Por fortuna, aún quedan pueblos en Madrid que recuerdan cómo era el mundo antes de los adosados y los arquitectos-estrella.
- Patones de Arriba
Olvidado del mundo durante siglos en un barranco de la sierra de la Caleriza, muy cerca de donde se casan el Lozoya y el Jarama, este pueblo ya no tiene, como dicen que tuvo hasta el XVIII, su propio rey, pero sí una reina absoluta e inmarcesible, la pizarra, que apilada por doquier en muros irregulares de mampostería seca, sin usar argamasa, ofrece la exacta imagen de un poblado de ganaderos prerromano y el mejor ejemplo de arquitectura negra en la región. De ese color es la antigua iglesia de San José, que ahora alberga el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio (teléfono: 918 432 906), donde se introduce al visitante en las particularidades de la arquitectura de pizarra en España y en Madrid, y se proponen itinerarios autoguiados por el pueblo para conocer la llamada arquitectura de los alimentos -cocederos o bodegas, zahúrdas o cochiqueras, hornos y eras...-, así como la evolución histórica de las construcciones. Más detalles, en el Ayuntamiento (teléfono: 918 432 026) y en www.patones.net
- Horcajuelo de la Sierra
Como su nombre indica, esta preciosa población se yergue sobre un horcajo (o confluencia), el de los arroyos Grande y de la Garita, con sus casitas de pizarra y teja árabe apiñadas para darse calor en la solana del cerro Cebollera, el cual, ya que hablamos de nombres, no da cebollas, sino robles a porrillo. En la calle principal se levanta la iglesia de San Nicolás de Bari, del siglo XV, rústica por fuera y con sorpresa gótica por dentro. Pero es en la calle Blanca donde pueden apreciarse los más bellos ejemplos de casas construidas a la antigua usanza: minúsculos vanos, gruesos cargaderos de roble, hornos adosados y, para que no se pierdan en el olvido, trillos a modo de portones. La mejor vista del pueblo, como de postal, se disfruta desde el cerrete en que descuella la ermita de la Soledad. Más información, en el Ayuntamiento (teléfono: 918 697 022) y en www.sierranorte.com/horcajuelo
- Hoyo de Manzanares
Aunque son muchos los pueblos serranos que conservan espléndidas construcciones populares en granito, éste destaca por su larga tradición picapedrera y por el concienzudo estudio, catalogación y difusión de su patrimonio arquitectónico. En la Oficina de Turismo (plaza Mayor, 1; teléfono: 918 567 451), se facilita un folleto con la ruta Nuestras casas de piedra, un paseo autoguiado de poco más de una hora de duración. Más sobre Hoyo de Manzanares en www.sierraguadarramamanzanares.org y www.hoyomanzanares.com
- Chinchón
Ejemplo el más sublime de arquitectura popular en la región es la plaza Mayor de Chinchón, un ágora medieval rodeada de casas de tapial y adobe con soportales y 234 balcones de madera que aquí llaman claros y que siempre han sido palcos privilegiados para asistir a fiestas reales, proclamaciones, juegos de cañas, comedias, corridas de toros, ejecuciones, autos sacramentales, desfiles militares, rodajes cinematográficos... El patio de las casas chinchoneras es el distribuidor principal, además del regulador de la temperatura, gracias a la ventilación cruzada que garantizan los portalones. Desde el patio se accede a las cuevas, bodegas labradas en la piedra que pueden tener en planta la misma extensión que las casas. Merece la pena subir a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción para contemplar el caserío a vista de paloma. Oficina de Turismo: plaza Mayor, 6; teléfono: 918 935 323; www.ciudad-chinchon.com
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