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Muere un trabajador en una obra municipal por un fallo en las medidas de seguridad

El fallecido, un fontanero de 59 años, es la víctima 116 en la región en lo que va de año

Daniel Verdú

Tomás Romero Hernando llevaba toda la vida trabajando como fontanero. Tenía 59 años, dos hijas, dos nietas y la esperanza de jubilarse al cumplir los 60. Ayer, una barandilla mal colocada en una obra de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) y la falta de otras medidas de seguridad obligatorias se lo impidieron. Pasadas las nueve de la mañana, se precipitó de cabeza desde unos seis metros de altura que le arrebataron la vida nada más impactar contra el suelo. Su muerte tiene nombre y apellidos, pero también es una cifra que engorda una siniestra estadística. Ya son 116 los muertos en accidente laboral en la región.

Romero trabajaba como fontanero para la empresa constructora Fernández Molina desde hacía más de 20 años. Llevaba un mes destinado en una obra en el número 34 de la calle del Amparo, en el barrio de Lavapiés. "Era un hombre amable. Pero todavía no le conocíamos mucho", explicó uno de sus compañeros.

El obrero cayó desde seis metros al ceder la barandilla de seguridad donde se apoyaba

Sobre las nueve y media de la mañana subió al segundo piso (un edificio de 4 plantas con un local comercial que construye la EMVS y que es fruto del plan de rehabilitación de Centro) y se asomó a la fachada del patio interior del inmueble para tratar de subir una tubería de PVC de unos cinco metros. El peso y la longitud del objeto le obligaron a apoyarse en la barandilla provisional instalada al borde del piso. Pero alguien no había hecho bien su trabajo y la barra de seguridad se convirtió en una trampa mortal. La barandilla cedió y Tomás Romero cayó de cara desde más de seis metros de altura. Se rompió la cabeza.

El coordinador de seguridad de la obra no estaba en ese momento en el edificio, según confirmó el propio director de la empresa constructora y la jefa de obra. Ambos se encontraban por la mañana acompañando a la familia en el Instituto Anatómico Forense.

El informe que hizo ayer la empresa que audita la seguridad de la obra municipal, según un portavoz del área de Urbanismo, determinó que sí se cumplían las medidas de seguridad y que los contratos de los trabajadores estaban en orden. Pero lo ocurrido desmiente frontalmente esta versión.

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"El incumplimiento de las normas de seguridad obligatorias es evidente. No había red de seguridad ni tampoco una barandilla a 90 centímetros de la que se desprendió", denunció ayer Marisa Rufino, responsable de seguridad laboral de UGT. "Es, otra vez, otro accidente evitable. Además, ahora, una empresa municipal que subcontrata no está cumpliendo la norma preventiva. La EMVS tiene responsabilidad subsidiaria", argumentó Rufino.

El sindicato Comisiones Obreras (CC OO) también denunció que en la obra no había ninguna línea de vida donde poder amarrar el arnés en caso de que la víctima lo hubiera llevado. Según estas mismas fuentes, el fallecido no estaba protegido por ninguna medida de seguridad individual y las colectivas eran deficientes.

"Nunca había tenido ningún accidente. Y creemos que la obra cumplía las medidas de seguridad. De hecho, los propietarios de la empresa donde trabajaba siempre se portaron muy bien con él", explicó su consuegro ayer.

Tomás Romero deja una mujer, dos hijas de 35 y 18 años, y dos nietas de tres y un año. Vivía en el barrio de Bilbao, cerca del cementerio de la Almudena. Pero era original de la provincia de Guadalajara. "Era muy de su pueblo. Cada fin de semana se iba a Valtablado del Río a cuidar de su huerto. Era lo que más le gustaba", dijo uno de sus familiares poco después del suceso.

El edificio en obras donde falleció Romero se está reconstruyendo completamente. El Ayuntamiento piensa destinarlo, según un portavoz de la EMVS, al realojo en régimen de alquiler.

Edificio en obras en la calle del Amparo, en Lavapiés.
Edificio en obras en la calle del Amparo, en Lavapiés.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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