El Bellas Artes exhibe el "buen ojo" del coleccionista suizo Jean Planque
La muestra reúne 150 obras de artistas imprescindibles del siglo XX
Siete décadas de pasión coleccionista le sirvieron al suizo Jean Planque (Ferreyres, 1910; La Sarraz, 1998) para reunir cerca de 250 obras de algunos de los principales nombres del arte de finales del siglo XIX a la pasada centuria. El Museo de Bellas Artes de Bilbao presenta ahora una selección de 150 de ellas de medio centenar de autores imprescindibles, de Van Gogh a Picasso pasando por Cézanne, Klee, Dubuffet, Gaugin o Tàpies.
La muestra, titulada Entre Picasso y Dubuffet. La colección Jean Planque y que permanecerá en la pinacoteca bilbaína (www.museobilbao.com) hasta el próximo 18 de noviembre, ha sido impulsada por la Obra Social de La Caixa.
"Al no tener formación artística, Planque se movía por impulsos, por corazonadas"
Junto al recorrido que traza por lo más selecto del arte de casi el último siglo y medio, Javier Viar, director del Bellas Artes, subrayó ayer en su presentación que la muestra permite igualmente comprobar el "buen ojo", "la mirada inteligente y profesional" de un hombre que logró configurar una colección excepcional "a partir de la nada, sin cultura y sin fortuna", según las palabras del propio Planque. Las obras son gestionadas ahora por la Fundación Jean y Suzanne Planque, con sede en Lausana (Suiza).Pese a su origen humilde, se relacionó y entabló amistad con tratantes, coleccionistas y artistas de su época, lo que le permitió ir reuniendo piezas. A ello se sumó su condición de asesor de la galería Beyeler de Basilea entre 1954 y 1972, cuyos beneficios invirtió casi íntegramente en comprar obras de arte para su disfrute. Antes había dedicado a su pasión coleccionista las rentas que le procuró inventar un concentrado químico para alimentar animales.
El repaso a su biografía ha permitido estructurar la exposición en varias secciones. La primera incluye piezas que compró al azar en su primera época, cuando se introdujo en el mundo del arte impresionado por el trabajo de Cézanne. De su labor de investigación para Beyeler proviene el contenido de la serie Los maestros, que incluye su único van gogh. Otras áreas vienen determinadas por el impacto que le causaron Picasso, con quien decía compartir el "sentir de las pinturas", y Dubuffet, quien le enseñó a "saber mirar" y le descubrió las virtudes del art brut.
En otro gran apartado se exponen creaciones de personas de su entorno como Walter Schüpfer, quien propició su encuentro con el galerista Ernst Beyeler. También se reserva espacio a exponentes del arte informal, descubierto a través de la obra de Paul Klee, y que aportan piezas sobre papel a un muestrario en el que si no predominarían los oleos.
Creaciones de Tàpies, Millares y otros representantes de la escuela española encajan en su gusto por la pintura matérica, inculcado también por Dubuffet. Y no faltan varias pinturas firmadas por el propio coleccionista, quien "al no tener formación artística, se movía por corazonadas, por impulsos", destacó el comisario de la muestra, Florian Rodari, conservador de la fundación formada por Planque y su esposa para asegurarse de que su colección no sería vendida tras su muerte.
El Bellas Artes brinda así una oportunidad para conocer de primera mano la esencia de una selección que no cuenta con un lugar permanente de exposición, aunque ahora se negocia su posible asentamiento en el Museo de Lausana cuando concluya su remodelación. Entre Picasso y Dubuffet tiene carácter itinerante y ya se ha podido ver en Tarragona. Después de Bilbao recalará en Palma de Mallorca.
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