Putin después de Putin
Vladímir Putin sorprendió proponiendo a Víktor Zubkov como nuevo primer ministro de Rusia, tras la inesperada dimisión de Mijaíl Fradkov. La proximidad de las elecciones legislativas y presidenciales -las primeras previstas para el próximo mes de diciembre y para marzo de 2008, las segundas- invita a interpretar la decisión en clave sucesoria, puesto que Putin no puede optar constitucionalmente a un tercer mandato. Hasta ahora, los candidatos que parecían disponer de mayores posibilidades eran los dos vicepresidentes del Ejecutivo, Sérgei Ivanov y Dmitri Medvédev, aunque la opacidad de las decisiones adoptadas en el Kremlin haya obligado a añadir otros nombres. Zubkov, un fiel de Putin desconocido antes de su designación, ha irrumpido inesperadamente en esa lista corta, y las especulaciones se han disparado. O bien su nombramiento obedece a la voluntad de retrasar la nominación de sucesor, o bien se trata de una maniobra para sortear la prohibición constitucional de optar a un tercer mandato. Según esta última hipótesis, Zubkov cedería el poder a Putin a la vuelta de algún tiempo.
Con esta sorpresiva maniobra, el presidente ruso ha demostrado una vez más su capacidad para arrastrar la atención de los observadores hacia cuestiones de detalle, mientras sus principales apuestas y objetivos siguen avanzando fuera de los focos. Las especulaciones acerca de su sucesor en el Kremlin han conseguido ocultar, dentro y fuera de Rusia, que Putin se comporta como si las elecciones presidenciales fueran un simple trámite para ratificar su decisión personal. Tomando en consideración la situación política e institucional en la que se encuentra el país, podría resultar menos relevante quién será el elegido que cómo se le elige. Porque el proyecto de Putin durante los años que ha permanecido al frente de Rusia ha consistido en desmantelar cualquier residuo de oposición que no se limitara a cumplir un papel legitimador del régimen, ya procediera de sectores políticos, periodísticos o económicos.
Coincidiendo con la designación de Zubkov a la jefatura del Gobierno, el Ejército ruso anunció la fabricación de una bomba de vacío que multiplica los efectos de su equivalente norteamericana. Podría tratarse de una simple casualidad, algo que nunca cabe descartar en un ambiente tan cerrado como el del Kremlin. Pero también esta iniciativa quedó oscurecida por las especulaciones acerca de la sucesión de Putin. En su discurso programático del pasado viernes ante la Duma, Zubkov -que no se descartó como candidato a las presidenciales de marzo- habló de estabilidad económica y de lucha contra la corrupción. También de reconstruir el complejo militar-industrial ruso.
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