"Si España no quiere, no haremos nada"
"En 150 años de vida, nunca hemos lanzado una operación hostil... No vamos a empezar ahora". Gérard Mestrallet, presidente de Suez y también del nuevo gigante energético formado por la vieja compañía que realizó el canal diseñado por el ingeniero Ferdinand de Lesseps y la empresa pública Gaz de France (GdF), deja claro el mensaje incluso antes de empezar la entrevista. "Si España no quiere nada de nosotros, no haremos nada", remacha para disipar la inquietud con que el Ejecutivo español contempla los planes de expansión del ya tercer grupo energético del mundo por capitalización bursátil (84.339 millones de euros).
"España nos interesa. Tenemos una alianza con La Caixa desde hace casi 20 años y no haremos nada que pueda perjudicar esta relación"
"La preocupación por la seguridad del suministro hace estar más atentos a los Estados. Se necesita una visión colectiva. Eso no significa intervencionismo"
"Vemos seis grupos que emergen en la energía. Y los demás, no es que estén condenados, pero acabarán en alianzas y acuerdos de colaboración"
"No tenemos ningún plan para superar una participación del 11,4% en Gas Natural"
Pregunta. El Estado francés, que controlaba el 80% de GdF, tendrá el 35% del nuevo grupo fusionado. GdF ha sido privatizada, pero el primer ministro francés, François Fillon, sugiere que en realidad Suez ha sido nacionalizada.
Respuesta. Estamos ante la privatización de GdF, una empresa creada a raíz de la nacionalización del sector por De Gaulle en 1945. Por ley, el Estado no podía privatizarla. Ha decidido hacerlo para crear un gran grupo energético. La fusión es un proyecto de las empresas, no del Estado francés. Una nacionalización implicaría que el Estado fuera mayoritario. Y una nacionalización es una expropiación. No es el caso. Trabajábamos sobre la fusión desde hace seis años.
P. ¿Antes de que lanzara la idea el ex primer ministro Dominique de Villepin, que enarboló el patriotismo económico cuando Enel anunció una OPA sobre Suez?
R. De Villepin no lanzó la idea. La anunció. Cuando en 2006 Enel anunció una OPA sobre Electrabel que suponía el desmantelamiento de Suez, nuestro proyecto ya estaba avanzado. Jean-François Cirelli
y yo le dijimos al Gobierno que la fusión estaba lista. Sólo había que cambiar la ley que autorizara al Estado a reducir su presencia en GdF. Y dudó. No era el proyecto de De Villepin.
P. La fusión tiene contrapartida: desprenderse del negocio medioambiental, que según usted era estratégico para Suez. ¿Ésta era la operación que deseaba?
R. Segregar las actividades de agua y residuos no era nuestra idea inicial. Queríamos fusionarnos con el 100% de nuestros activos. Pero la solución encontrada es muy buena. Permite hacer la fusión, que es lo importante. La filial Suez Environnement cotizará en Bolsa. Estará participada por GdF-Suez, que tendrá minoría de bloqueo. Tendrá mayor visibilidad y acceso a los mercados financieros.
P. La presencia del Estado, ¿no introduce variables políticas en las decisiones de la empresa?
R. Tener estabilidad en nuestro capital, al tiempo que seguimos siendo un grupo privado, nos permite tener una estrategia a largo plazo. En los próximos 25 años, Europa necesitará invertir 1,2 billones en el sector de la energía. Para garantizar el abastecimiento se necesitan operadores de gran tamaño, con capacidad para invertir a largo plazo.
P. Usted se ha pronunciado a favor de un mercado europeo de la energía. Pero los Gobiernos defienden sus intereses nacionales, sus empresas y sus mercados.
R. Ningún Gobierno puede desinteresarse de la energía. Hace 10 años, la Comisión Europea lanzó la liberalización del mercado energético. Pero muchos Gobiernos ya no creen en ella. Preocuparse por la apertura de los mercados y la competencia está muy bien, pero no basta. La globalización es un factor que da miedo. Hemos visto crisis de abastecimiento, subidas espectaculares del precio del petróleo, un poder emergente de países productores como Rusia, Argelia, Bolivia o Venezuela. La preocupación por la seguridad del suministrohace estar más atentos a los Estados. Se necesita una visión colectiva, lo que no significa un intervencionismo de Bruselas ni de los Gobiernos. Se puede conciliar una mayor competencia con la existencia de grupos fuertes y un modo de hacerlo es creando grupos paneuropeos. Vemos seis grupos emergentes: E.ON, RWE, EDF, Enel-Endesa, GdF-Suez e Iberdrola.
P. ¿Y los demás?
R. No es que estén condenados, pero la lógica nos dice que acabarán en alianzas y acuerdos de colaboración. Personalmente, en el sector energético estoy en contra de cualquier operación hostil para las empresas y para los Gobiernos. En Suez no hemos hecho ninguna en 150 años... No vamos a empezar a hacerlas ahora. Va contra nuestra cultura más profunda.
P. Varios Gobiernos europeos, entre ellos el español, están inquietos por las consecuencias de la fusión GdF-Suez. Temen sus planes de expansión. El Gobierno de Madrid se plantea bloquear operaciones sobre empresas españolas.
R. Si lo hace, no nos afectará. No haremos ninguna oferta hostil sobre nadie. España nos interesa. Tenemos una alianza con La Caixa desde hace casi 20 años y no hemos hecho nada ni haremos nada en España que pueda perjudicar esta relación. En el negocio de agua, a través de Aguas de Barcelona (Agbar), hemos estado juntos a las duras, como en Argentina, y las maduras, como en Chile. Hemos comprado la empresa de servicios Crespo y Blasco.
P. ¿Cómo afectará la fusión a la anunciada OPA sobre Agbar?
R. En nada. La sociedad Hisusa, que la lanza, está participada por La Caixa y por nuestra filial Suez Environnement. Nada cambiará en el funcionamiento de Agbar. Suez-GdF tendrá el 35% de Suez Environnement; otros accionistas importantes de Suez, que suman un 12%, harán un pacto parasocial que la protege.
P. ¿Por qué Suez quiere aumentar hasta un 11,4% su participación en Gas Natural?
R. Es una señal de nuestro interés por el mercado español y ha sido interpretado por Gas Natural como el movimiento de un cliente y socio amigo. No tenemos ningún plan de superar esta participación.
P. Querían llegar al 25%.
R. Nunca hemos pedido eso. Hubo discusiones de abogados, pero la única petición cursada es la de llegar al 11,4%. Si las cosas un día fueran distintas, volveríamos a hablar con la CNE. Pero nunca haríamos nada contra la voluntad de la empresa ni del Gobierno. Si España nos quiere, estamos dispuestos a desarrollarnos en ella. Si no nos quiere, no haremos nada. Creo que ha habido un malentendido. Si el Gobierno está molesto por una intención que nunca existió, no puedo hacer nada.P. ¿Por qué no le informaron?
R. Cuando uno es ya accionista de Gas Natural, con un 5%, con La Caixa, y decide pedir pasar al 11,4%, no creo que sea revolucionar el panorama energético español.
P. Nadie invierte 1.000 millones para seguir como accionista minoritario y fuera del consejo.
R. Es una buena inversión a largo plazo. Y expresa interés por el sector y por Gas Natural, que está muy bien gestionada y tiene una buena estrategia.
P. GdF-Suez es un grupo extranjero con capital público. ¿Pedirá poder ejercer sus derechos políticos, limitados al 3%?
R. Nuestra solicitud se limita a llegar al 11,4% del capital.
P. ¿Temen trabas de la CNE?
R. Tras la fusión de Suez con GdF, veo legítimo que la CNE nos pida más información. Colaboraremos.
P. Dijo que Gas Natural sería un vehículo de expansión de GdF-Suez. ¿En qué se traduce?
R. Es un actor importante. Actúa en sectores que son prioritarios para nosotros. No queremos interferir en su gestión. Esperamos reforzar la colaboración industrial y comercial.
P. ¿Ha abordado alguna vez con La Caixa una operación amistosa en Gas Natural?
R. Jamás. Existe un pacto parasocial entre La Caixa y Repsol, que no nos plantea ningún problema. Los amigos de La Caixa fueron informados de que subiríamos la participación. Y lo valoraron positivamente.
P. ¿Qué papel puede jugar la participación del 5% en Iberdrola de Albert Frère, accionista de referencia de Suez, en la reordenación del mapa español?
R. Frère toma participaciones en distintas empresas y sectores por su cuenta. Sus inversiones son muy inteligentes. Ve interesante el mercado español. Pero va al margen de nuestros pasos.
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