La convención contra la desertificación busca un acuerdo de mínimos
La VIII Convención para la Lucha contra la Desertificación que se ha celebrado estos días en Madrid corre el riesgo de no haber servido para nada. Al cierre de esta edición y en el día anunciado para la clausura del encuentro, los países continuaban discutiendo qué hacer para paliar este problema que afecta a 1.200 millones de personas en todo el mundo en una tercera parte del planeta.
El escollo que ayer prolongaba las negociaciones es el presupuesto. Mientras los países más pobres pedían un incremento de los presupuestos y proyectos concretos, las grandes potencias como Estados Unidos y Japón se negaban a aumentar el dinero que asignan para dar un giro a la situación. En el caso de España, el presupuesto de partida le obliga un total de 240.000 euros No obstante, según dijo a Efe el director general de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, José Luis Herranz, España aspira a contribuir con una suma superior a esta cantidad para responder así a las demandas de los delegados de los países con menos recursos, especialmente los de África. El Ministerio de Medio Ambiente ha señalado recientemente que el 35% del suelo español está amenazado por la sequía y corre riesgos de sufrir la desertificación.
Punto de inflexión
La Convención se inauguró el pasado 3 de septiembre en el Palacio de Congresos de Madrid con el deseo de que fuese un punto de inflexión tras diez años de discusiones en los que tan sólo se había llegado a definir el problema y considerarlo como tal. Esto es: cómo la tala indiscriminada, el derroche de agua y la erosión del suelo han conseguido degradar los ecosistemas hasta convertirlos en un desierto. Poco más.
La Conferencia también nacía con el objetivo de aprobar un Plan Estratégico contra la desertificación, ya redactado, pero aún carente de presupuesto. "Tal como van las cosas, será una suerte que ese plan se apruebe", señaló ayer su coordinador Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción.
Varias organizaciones no gubernamentales criticaron ayer la "constante pasividad" e "inexistencia de intervención" de los países firmantes de la Convención y rechazaron ser cómplices de su indiferencia frente a este fenómeno. Así figura en una declaración suscrita ayer por las casi 70 ONG que han asistido al encuentro. Las organizaciones manifestaron su "desilusión y frustración" ante la falta de acción de los gobiernos.
Algunos miembros de países pobres, desesperanzados se marcharon ayer sobre las nueve de la noche cuando otras naciones seguían reunidas. Los encargados de la organización ordenaron a algunos empleados de la convención que no se marcharon porque la noche sería larga.
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