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Reportaje:Fin de semana

El final de 'La Manzanera'

David A. Pérez presenta en Vitoria su serie sobre el final de la plaza de toros de Logroño

Ahora que comienzan los festejos de San Mateo en Logroño, llega como un puyazo a la nostalgia la exposición que presenta hasta el próximo 14 de octubre la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria. La Manzanera-In memoriam del fotógrafo riojano David A. Pérez recoge los momentos últimos del viejo coso taurino de la capital riojana, que fue demolido definitivamente en 2002. La muestra, que incluye 37 instantáneas, atiende en una primera serie los momentos finales de la plaza; y en una segunda, la demolición de esta plaza que se inauguró en 1915 con Gallito y Juan Belmonte en el cartel.

David A. Pérez (Logroño, 1970) ejerce como último testigo de parte de la memoria de los aficionados taurinos del último siglo. Lo dice Alberto Schommer en el prólogo al pequeño catálogo de la exposición: "Una fotografía se lleva lo captado, lo retratado, y lo que allí queda puede destruirse, transformarse o desaparecer, pero la realidad queda en el soporte, en la película".

Quizás por esa consideración de la película fotográfica como soporte superior que la memoria digital a la hora de plasmar las imágenes, efectivamente David A. Pérez optó en su momento por la cámara analógica. El posterior tratamiento en blanco y negro de sus negativos ofrece un resultado que permite cierta añoranza, aun cuando no hace tanto tiempo que se derribó la plaza. Sobre todo, en la serie La Manzanera que recorre las estancias de la plaza vacía, desde el albero hasta el quirófano, pasillos, corrales, despachos y tendidos, retratados con cierto aire de abandono, de fin de época.

Se escuchan en estas imágenes las conversaciones de los aficionados, los mugidos de los toros, los gritos de los taurinos y el silencio de los toreros. Hay cierta tristeza en esa plaza ausente, ya que David A. Pérez tomó sus imágenes en el momento en el que la plaza dejó de utilizarse, cuando el nuevo coso de Logroño ya estaba construido. Sólo una imagen en color en toda la exposición, que pertenece además a esta serie: la capilla en la que se recluían los diestros antes de saltar al ruedo, quizás el referente espiritual que consigue que el coso de Logroño permanezca viva en la memoria de las gentes del mundo del toro.

La segunda serie, In Memoriam, retrata en tiempo real la demolición del coso. Aquí no hay piedad para el edificio; sólo queda el testimonio puramente documental de su derribo por las máquinas; y su conversión, al final, en una gran corona circular de escombros que rodea el albero.

Un visitante, ante una de las fotos.
Un visitante, ante una de las fotos.P. J. PHANSE
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