Especialización
Conocidas como "las canaperas", viven en Madrid tres señoras que acuden a las presentaciones de libros en las que se sirven canapés. Da igual que el libro sea de ensayo o de ficción, de derechas o izquierdas, de tapa dura o de bolsillo. Resulta indiferente también que se presente en el Círculo de Bellas Artes, en la Casa de América o en el Thyssen- Bornemisza. Basta con que haya canapés para que aparezcan esas tres gracias, cuya conversación por otra parte es muy instructiva, pues son capaces de evaluar, a tres o cuatro metros de distancia de una bandeja, la calidad de los emparedados. A los escritores nos resultan muy útiles para saber el grado de confianza que el editor ha puesto en nuestra obra.
Jamás he tropezado con estas señoras en ambientes que no fueran los descritos. Ni en la cola del cine, ni en el autobús, ni en las ventanillas del Ministerio de Hacienda, ni en las escaleras de El Corte Inglés... Solamente las encontrarás donde haya canapés gratis, como si la selección natural las hubiera preparado para sobrevivir única y exclusivamente en ese medio, donde actúan con una habilidad que tiene fascinado al mundo de la cultura. Tal fascinación no significa, sin embargo, que si se presentaran a las próximas elecciones salieran elegidas. Un excelente catador de fiambres puede resultar un pésimo presidente del Gobierno. Cada uno a lo suyo.
Rajoy, Zaplana y Acebes comparten con nuestras canaperas su alto grado de especialización: sólo se les ve donde ha ocurrido una desgracia. Que ETA pone una bomba, ahí están; que se hunde un petrolero, a los tres minutos se manifiestan en la tele; que la economía da un traspiés, se aprestan a vaticinar el fin de todo. Jamás los encontrarás en una boda, en un bautizo, en un lugar donde haya motivos de alegría. Si el empleo aumenta, el terrorismo se toma unas vacaciones o la renta nacional se dispara, desaparecen del mapa como las moscas en enero.
Cabe pensar, en fin, que si estos tres cenizos ganaran las elecciones generales, se sintieran biológicamente impelidos a crear un mundo donde sólo hubiera entierros del mismo modo que las canaperas, si les fuera posible, vivirían en un universo donde únicamente hubiera canapés.
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