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Reportaje:VUELTA 2007

Petacchi sale del infierno

El velocista italiano logra su 18ª victoria en la ronda española, la primera de esta edición

A un tipo que había ganado hasta ayer cuatro etapas en el Tour, 17 en la Vuelta y 19 en el Giro, la presente edición de la ronda española le estaba amargando la vida. Ganaban Freire, Zabel, Bettini, Benatti... Incluso el joven Fernández de Larrea o Davis se asomaban con ímpetu a la línea de llegada. Ganaban todos menos él, menos el gran Petacchi, Mr. Sprint. Menos él y Boonen, que ayer entró a cola de pelotón. Faltaba el más grande por subirse al cajón, el gran Petacchi, que ha conseguido más de 140 victorias en su carrera desde la primera, conseguida curiosamente en la sexta etapa de la Vuelta a Malaisia. Desde allí surgió una figura llamada a suceder a Cipollini, el mago de la meta, y que cumplió fielmente su papel.

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Pero el verano le cambió la vida. Acusado primero de dopaje en el Giro por salbutemol (un medicamento prohibido, pero que el ciclista utiliza contra el asma que padece), fue después exculpado. "Pero este verano ha sido infernal", dijo ayer Petacchi en la meta de Algemesí. A sus problemas personales añadía los problemas del equipo para la próxima temporada. Todo un calvario que ayer tuvo un momento de felicidad. "Hasta la jornada de descanso he sufrido mucho. Me faltaba ritmo y no tenía la moral muy alta". Ciertamente, Mr. Sprint no sólo no ganaba, sino que ni siquiera se asomaba a la disputa sobre la línea. Ayer, por fin, ganó. Con una bicicleta de por medio respecto a Bettini y su compañero Zabel (su lanzador). Ayer, por fin, surgió el Petacchi abrumador en un sprint bien calculado por sus compañeros de equipo, que tiraron con fuerza en los últimos kilómetros, dejaron luego que fuera el T-Mobile el que pusiera el pelotón en fila india casi en las calles de Algemesí y volvieron a coger el timón en el momento decisivo, en el desenlace. Petacchi corría a un milímetro de la bicicleta de Zabel. Sabía, según dijo después, que la llegada tenía una pequeña bajada que iba muy bien a sus características. Tres curvas finales obligaban a una buena colocación. De lo contrario, era imposible disputar el sprint. Eso lo vivió en primera persona Fernández de Larrea, velocista del Euskaltel, que llegó muy atrás, sin posibilidad de reaccionar en la corta recta de llegada (unos 200 metros).

La cosa, pues, se redujo al mano a mano Petacchi-Bettini con Zabel a la expectativa por si hubiera que acudir al rescate: lanzando a Petacchi, acabó tercero. Fue el momento emocionante de una etapa típica de segunda semana tras una jornada de descanso. Un recorrido llano, un bochorno pegajoso, un ritmo tranquilo, una escapada en el kilómetro 8 que murió a cinco kilómetros de la meta para desesperación de López Gil y García de Mateo, dos habituales de los largos recorridos sin un final feliz.

Y, por fin, la resurrección de Petacchi, que esperaba no leer hoy "nada sobre el salbutemol, el Comité Olímpico Italiano y todo eso. Sólo la victoria". Un imposible.

El público aplaude a dos de los escapados ayer, José Antonio López (delante) y Raúl García.
El público aplaude a dos de los escapados ayer, José Antonio López (delante) y Raúl García.EFE

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