"Soy un explorador de mi propio abismo"
Era siempre el mismo número de teléfono, todo el día. Una pesadez. Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), arrastrando el enojo del que no anda bien de salud, le pidió a su esposa que no lo descolgara, pero ante la insistencia, ésta lo desobedeció. Era el médico del seguro, con unos resultados. Se puso el escritor: "Usted debe de encontrarse muy mal, ¿no?", le espetó el especialista.