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Reportaje:

Hidalgo ronda a Iberia

El presidente del grupo Globalia y Air Europa acaricia la idea de hacerse con la aerolínea

La pretendida ya tiene novio, pero mientras no haya matrimonio quedan esperanzas. El caballero enamorado se llama Juan José Hidalgo, presidente de Globalia. "De Iberia me gusta todo", confesó, con la espontaneidad que le caracteriza, el jueves en Palma de Mallorca, donde celebró la entrada de Air Europa como miembro asociado en la alianza Skyteam, que lidera Air France-KLM.

Eligió el A-350 frente al Boeing 787 Dreamliner porque Airbus "se bajó los pantalones", explica Hidalgo, que ahora negocia compensaciones

"Nunca me habréis oído decir nada en contra" de la antigua aerolínea de bandera española, añadía Hidalgo. Todo lo contrario que Gonzalo Pascual, el aún presidente de Spanair, que despotrica contra Iberia con regularidad. A la segunda mayor aerolínea española, propiedad del grupo escandinavo SAS, Hidalgo no la quiere ni para bailar: "Los números de Spanair, y si se vende o se compra, no me interesa para nada; ellos sabrán".

Hidalgo no se atreve aún a cortejar a Iberia, pero todo se andará. Presidir la compañía "es la ilusión de su vida", según uno de sus colaboradores.

De momento, la desea a cierta distancia, mientras la amada se deja querer, sin llegar a comprometerse, por el novio oficial: el consorcio liderado por British Airways, el fondo estadounidense TPG y los españoles Quercus, Ibersuizas y Vista Capital ya entra en casa (está ultimando el proceso de due diligence) y prevé presentar en dos semanas una oferta al consejo de la mayor aerolínea española.

Pero una operación que incluya al grupo Globalia "está muy lejos", dice Hidalgo. "Hay algunas cosas que se están analizando, pero por el momento no se puede decir más".

Y no mucho, pero algo más sí contó. Sabía con precisión el precio de cierre de la acción en Bolsa el día anterior y desveló que compró títulos de Iberia en noviembre del pasado año a 2,57 euros y ganó alrededor de 1,5 millones cuando las vendió hace unos meses un euro más caras. Ahora asegura que no conserva nada, pero tiene ordenado comprar si bajan de los tres euros.

En la celebración de la entrada de Air Europa en Skyteam estaban presentes, al menos, tres directivos de Air France, que también ha expresado su interés por Iberia. No se libraron del tercer grado.

En el despacho de Conte

Trataron de enfriar las expectativas de los informadores, para concluir que "la solución está en el despacho de [el presidente de Iberia, Fernando] Conte", en palabras del director general de la división internacional de Air France, Patrick Alexandre.

Tanto a los franceses como a Hidalgo se les preguntó y repreguntó por la posibilidad de que se embarcasen juntos en la conquista de Iberia. No aclararon gran cosa, si bien los de Air France aseguran que no supondría ningún inconveniente el hecho de que Iberia pertenezca a una alianza distinta, OneWorld.

La entrada de Air Europa como miembro asociado a Skyteam (no se integrará en todos los grupos de trabajo, por ejemplo) permitirá a la aerolínea que dirige María José, la hija de Hidalgo, volar en código compartido con las otras compañías de la alianza, de modo singular con Air France y acumular puntos con la tarjeta de fidelización Flying Blue.

Pero mientras se concreta o se deja de consumar el cariño de Hidalgo, su aerolínea afronta un problema importante, adicional a los habituales en el complejo y variable sector de la aviación comercial. Pero Hidalgo reconoce que están "muy perjudicados" por el retraso anunciado del desarrollo del Airbus 350, que no recibirá al menos hasta 2013.

El empresario salmantino eligió ese modelo frente al Boeing 787 Dreamliner (cuyo primer vuelo se retrasará al menos tres meses, según reconoció el pasado miércoles el fabricante estadounidense) porque el consorcio aeronáutico europeo "se bajó los pantalones", explicó Hidalgo.

Ahora negocia con Airbus las compensaciones por no poder disponer de los 10 aparatos en 2010 como había previsto para el crecimiento de Air Europa.

Un engorde que el pasado año supuso aumentar los pasajeros un 12% (hasta 7,1 millones), los ingresos un 16% (1.159 millones), y una mejora de la ocupación de los aviones de tres puntos (hasta el 77%).

Revisión de la flota

La flota se incrementó en cuatro aparatos B-737-800, hasta los 33, que precisamente acaban de ser revisados por indicación de Boeing y de las autoridades de Estados Unidos tras un accidente en Japón. Air Europa no ha encontrado ningún fallo. El coste de las inspecciones corre a cargo del fabricante estadounidense.

Prevé que las pérdidas de dos millones de euros del pasado ejercicio (que atribuye al fracaso de los vuelos a China) se conviertan en unos beneficios de 20 millones (después de amortizaciones y antes de impuestos en ambos casos).

El grupo Globalia en su conjunto pasó de 15.000 a 25.000 empleados por las nuevas licencias de asistencia en tierra en siete aeropuertos a su división de handling Groundforce y el aumento de las habitaciones de hotel (de unas 2.000 plazas a 11.000) en un total de 33 establecimientos, la mayoría incorporados en régimen de gestión.

Con ese crecimiento, los ingresos mejoraron un 15% (4.200 millones), con un beneficio previsto de 55 millones (un 61% más que el ejercicio anterior). Y según recalcó Hidalgo, todos los gastos asociados a esa expansión se amortizan en el mismo ejercicio y no se provisionan para el futuro.

Juan José Hidalgo, presidente de Globalia.
Juan José Hidalgo, presidente de Globalia.EFE

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