Peleándose por los cadáveres
El huracán Félix causa 170 muertos en Nicaragua entre el desconcierto de los familiares
El miércoles, los medios de comunicación publicaron que el huracán Félix había causado dos muertos en Nicaragua antes de perder intensidad y llegar a Honduras como una mera tormenta tropical sin peligros. El jueves, cuando ya no había rastro de huracán, las autoridades nicaragüenses seguían contando víctimas.
El presidente, Daniel Ortega, reconocía que la situación era más grave de lo que se pensaba al principio. Y los medios internacionales publicaron, en espacio mucho más reducido que el día anterior, que los muertos eran "al menos" 21. El viernes, el recuento llegaba al centenar. Y ayer, cuando el huracán había perdido toda su fuerza en la mayoría de los medios internacionales, los corresponsales del nicaragüense El Nuevo Diario contaban más de 170 muertos. Hay más de cien desaparecidos aún, pero no se descarta que muchos de ellos se encuentren en Honduras, adonde supuestamente huyeron cuando se avecinaba el huracán.
La razón de tanta demora en el recuento es que las aldeas del Caribe Norte se hallan en unos parajes tan bonitos como incomunicados. Se quedaron sin luz, sin agua potable y sin gasolina. Y el mar Caribe no deja de devolver cadáveres a tierra.
Tal vez lo más importante hoy día en Sandy Bay, la localidad más afectada, sea la gasolina. Las pangas, las lanchas alargadas que utilizan la comunidad de indios misquitos para pescar en el mar, funcionan con gasolina.
"Y como no hay gasolina en la zona", explica Leonor Álvarez, redactora de El Nuevo Diario, "la gente se mete en el mar nadando en busca de sus muertos. No quieren que el mar se los lleve. Pero los cadáveres llegan descompuestos. Muchos siguen flotando en el mar. Y algunos se parecen entre sí y se pelean unas familias con otras por apropiarse de quienes ellos creen que son sus muertos".
"El problema es que hace un año hubo un huracán en la misma zona, el Beta. Las autoridades evacuaron la zona, pero finalmente no hubo peligro, los efectos apenas se notaron. Por eso, los habitantes de la zona se han confiado esta vez", señala Álvarez.
El periodista Carlos Salinas, de La Prensa, relata la situación: "Sandy Bay, una paradisiaca comunidad de pescadores, prácticamente desapareció; los cadáveres flotan como en un cementerio acuático. Puerto Cabezas quedó arrasada. Y la gente llora y exige los cuerpos de sus familiares, muchos perdidos en el mar. No se conoce con exactitud qué ha pasado en las comunidades indigenas, algunos cables informan que cuerpos de indios misquitos han aparecido en las costas de Honduras.. Las imágenes son desgarradoras: calles empantanadas, lanchas cargadas de cadaveres, niños jugando entre las tablas de lo que fueron sus casas...."
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