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El pulso del Kremlin

La UE ultima una estrategia conjunta frente a los desafíos de Rusia

Polonia y el Reino Unido añaden nuevas condiciones para asumir el nuevo Tratado

Andreu Missé

Contra pronóstico, Rusia acaparó las discusiones de la reunión de ministros de Exteriores de la UE que empezó ayer en Viana do Castelo (Portugal). La búsqueda de una estrategia común frente a los crecientes desafíos de Rusia, con Kosovo como telón de fondo, ocupó buena parte de los debates. Al encuentro también asistió el alto representante de la Unión Europea, Javier Solana, quien destacó la necesidad de "contar con Rusia para resolver los principales problemas estratégicos", como Kosovo o Irán o la intención de Moscú de desentenderse del tratado sobre armas convencionales.

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El otro gran tema de las sesiones de ayer fue el nuevo Tratado que debe redactar la Conferencia Intergubernamental.

Solana recordó el momento especial por el que atraviesa Rusia, con elecciones parlamentarias en diciembre y presidenciales en marzo, para prevenir ante posibles endurecimientos dialécticos en los próximos meses.

A la reunión asistió también la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margot Wallström, y la comisaria Benita Ferrero-Waldner, quien destacó la doble vertiente de las relaciones de la UE con Rusia (comerciales y energéticas, por un lado, y de vecindad, por otro), que en determinados aspectos representan "ciertos desafíos". Ferrero-Waldner destacó la necesidad de reanudar las negociaciones para renovar el Acuerdo de Asociación y Cooperación con Rusia, bloqueadas por Varsovia por la negativa de Moscú a aceptar importaciones de carne y productos agrícolas de Polonia. Un comercio que no rebasa los 300 millones de euros anuales, pero que tiene paralizadas unas negaciones estratégicas para la UE.

Las relaciones entre Rusia y la UE sufren un deterioro incesante. Al conflicto con Varsovia hay que añadir el contencioso del escudo antimisiles que EE UU quiere instalar en Polonia y República Checa; las violaciones del espacio aéreo internacional por aeronaves rusas; el misil sobre Georgia; la negativa de Moscú a entregar al Reino Unido a Andréi Lugovói, principal sospechoso del asesinato de Alexánder Litvinenko, y los continuos cortes o reducciones de suministro de gas o petróleo, como los sufridos por Lituania, desde hace meses, y por Alemania este verano.

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De todas formas, el asunto más caliente e inmediato entre Rusia y la UE se centra en Kosovo. Moscú apoya la posición de Serbia, que rechaza cualquier plan que conduzca a la independencia de Kosovo. Ayer los ministros expresaron también su rechazo a cualquier plan de partición de este territorio de mayoría albanesa.

Aunque el ministro de Asuntos Exteriores portugués, Luis Amado, fue muy positivo sobre las discusiones sobre la reforma del Tratado, aparecieron nuevos problemas. Polonia y el Reino Unido siguen ampliando su lista de peticiones para aceptar el Tratado. Varsovia quiere que se incorpore al texto la declaración sobre Ioannina (posibilidad de paralizar un acuerdo temporalmente, aunque no se tenga la minoría de bloqueo), a lo que se opone el resto, y que los préstamos del BEI se adopten por unanimidad, para poder bloquear así cualquier posible préstamo a Rusia. Los británicos, por su parte, quieren asegurarse de que todos los asuntos de Justicia, Interior, Seguridad y Defensa que se modifiquen no dependan del Tribunal de Luxemburgo, es decir, sean acuerdos entre Estados y no comunitarios.

Moratinos saluda a su homóloga polaca, Anna Fotyga, en presencia del maltés Michael Frendo.
Moratinos saluda a su homóloga polaca, Anna Fotyga, en presencia del maltés Michael Frendo.EFE

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