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Cesa el 'número dos' de Vicepresidencia

La fuerza de choque del líder del BNG

Xosé Hermida

Nadie, fuera de los muy enterados, sabría decir el nombre de un solo secretario general de la Xunta, pero Antonio Losada Trabada (Xove, 1966) había adquirido una proyección pública por encima incluso de algunos conselleiros. Y no únicamente por su popularidad en los medios - conocido tertuliano en radio y televisión- sino por un protagonismo político fuera de lo corriente. Anxo Quintana pierde algo más que un colaborador. Se queda con quien ha sido su sombra y fuerza de choque en los últimos años, el celoso vigilante de su imagen, el cerebro de sus discursos, su introductor en círculos culturales y periodísticos y hasta el inspirador de una línea política que se marcó como objetivo convertir el BNG en una fuerza con capacidad para pactar a derecha e izquierda.

Losada es de esas personalidades en las que todo resulta excesivo. Lo son sus virtudes (la entrega al trabajo, la brillantez oratoria, la formación teórica, el talento para la propaganda) y también sus defectos. El más llamativo, un carácter irrefrenablemente tempestuoso y bronquista, que le ha llevado a coleccionar una legión de enemigos: funcionarios, periodistas, policías autonómicos, unos cuantos dirigentes del BNG y los secretarios generales de las consellerías socialistas, que temían sus reacciones en cada reunión semanal.

Directivo de medios

Doctor en Derecho, especializado en políticas públicas, su vocación siempre fueron los medios de comunicación. El gran salto lo dio a mediados de los años 90, cuando su amistad con Emilio Rey, hijo del propietario de La Voz de Galicia, lo catapultó a la dirección de Radiovoz en Madrid. En esa época estrechó relaciones personales con políticos como Rajoy - "mi amigo Mariano"- o Alfredo Pérez Rubalcaba. Previamente había tenido el primer contacto con la política cuando hizo trabajos de asesoría para el ex conselleiro de Pesca del PP Enrique López Veiga.

La ruptura en la familia propietaria de La Voz le dejó sin cargo y le llevó a la facultad de Políticas de Santiago, aupado por algunos profesores que luego estarían muy próximos a Touriño como Ramón Máiz. Pronto regresó a los medios como tertuliano de la Cadena SER y comentarista de varios periódicos. Para entonces trabó amistad con Quintana y se hizo su asesor en la sombra, además de afiliarse al BNG. Él siempre negó que trabajase para el líder nacionalista, hasta que la formación del Gobierno bipartito confirmó, con su nombramiento, lo que era un secreto a voces. Aunque el desencadenante último de su cese ha sido el enfrentamiento con TVG, su nombre figura entre los candidatos a consejero de la televisión pública.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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