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El Ayuntamiento se construye 70 plazas de estacionamiento en Cibeles

El Consistorio asegura que el garaje se usará sobre todo para la entrada de obras de arte

Las primeras consecuencias del traslado del Ayuntamiento al palacio de Correos ya son visibles en su entorno. Ha sido destripado un tramo de la señorial calle de Montalbán, la misma donde Almodóvar rodara sus Mujeres al borde de un ataque de nervios, frente al Cuartel General de la Armada. Once de los 50 árboles que la jalonan van a desaparecer. Tres grandes silos de cemento señalan que desde el paseo del Prado y bajo esa calle, el Consistorio se construye un estacionamiento subterráneo. Al él se accederá por una sola rampa de dos direcciones. Tendrá 70 plazas dispuestas en diagonal y un pasillo central "por donde circularán las obras de arte de gran formato que decorarán los recintos culturales previstos" para ser alojados en el gran edificio monumental construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi entre 1904 y 1917. Así lo explica Amalia Castro Rial, arquitecto, directora general de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid.

Un nuevo almacén subterráneo sustituirá a un muelle postal que estuvo activo 80 años

"La función primordial del estacionamiento será la de servir de conexión entre la calle y las salas de exposiciones", subraya. "Por él circularán los grandes transportes, que accederán hasta un espacio de almacenamiento que se hallará a la cota de un segundo sótano; encima habrá un auditorio para unos 300 espectadores", detalla. "Las obras forman parte del proyecto en conjunto de adaptación de Correos a su nueva función", recuerda.

Lo singular del caso es que el futuro almacén para las obras de arte quedará ubicado justo dos plantas por debajo del muelle, de generosas proporciones, que durante 80 años recibió decenas de camiones y transportes de todo tipo de material postal. Da la impresión de que el esfuerzo por abrir aquel muelle ha resultado inútil, en un edificio que, según la ley, goza de todo tipo de protección urbanística. Pese a ello, una gigantesca grúa que opera en su interior ha dañado las jambas de uno de los siete ventanales porticados de la fachada a este espacio, proyectada por Secundino Zuazo, alumno primero y rival, después, de Antonio Palacios Remilo. Su pluma rasca desde hace semanas el paramento, ahuecando el edificio sin que nadie detenga su actuar. Una Unión temporal de Empleo, formada por Dragados y FCE despliega sobre el tramo comprendido entre Ruiz de Alarcón y el paseo del Prado un equipo de una veintena de operarios. En estos días se dedican a cubrir lo que será el techo del estacionamiento mediante una enorme losa de unos 100 metros de longitud por 18 metros de anchura. Antes, han horadado los laterales con dos atarjeas en las que se han introducido estructuras metálicas. "Estamos construyendo una enorme U", explica Amalia Castro Rial, "de modo que una vez enlosado el techo con una plataforma de entre 50 y 60 centímetros de hormigón, podamos en torno al mes de noviembre reabrir la calle y trabajar en mina lo que será propiamente el estacionamiento y las vías de conexión con el gran almacén".

En un principio, una enorme perforadora bivalva, con la cazoleta terminal dentada, perforó hasta 24 metros de profundidad para zanjar las atarjeas laterales. "Pero el hallazgo de una densa tosca nos disuadió", cuenta Santiago García, de la dirección técnica. La profundidad del estacionamiento será de unos 15 metros.

El reducido número de plazas de garaje, para tan descomunal edificio, hace pensar en que el estacionamiento quedará reservado para altos cargos. Pero Castro Rial lo desmiente: "No, su función primordial será la de acoger los transportes de obras de arte", remarca.

El zafarrancho es incesante. Tres grandes andamios jalonan el antiguo muelle. Dentro del palacio, algunas molduras de mármol de gran belleza y refinada hechura, desprendidas durante las obras, se ven amontonadas en carretillas sobre las que, a mano, se leen carteles: con el lema: "No tirar".

Tres grandes relojes se hallan detenidos en las 11.40 sobre las tres paredes de la sala central de operaciones de Correos, a la que se accede desde la plaza de Cibeles. Con un servicio de recepción situado en el primer sótano, componen los dos penúltimos vestigios de actividad postal sobre el Palacio de Comunicaciones, futura sede consistorial. Un puñado de funcionarias atiende diligentemente al público, pero sus gestos muestran temor al mirar hacia el techo, mallado con una red para evitar desprendimientos.

Obras del estacionamiento subterráneo municipal bajo la calle de Montalbán.
Obras del estacionamiento subterráneo municipal bajo la calle de Montalbán.CLAUDIO ÁLVAREZ

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