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La drástica reducción de los 'pisos patera' rebaja la tensión en los barrios de Badalona

Sólo 5 viviendas ocupadas por gitanos rumanos generan conflicto, según el Ayuntamiento

Jesús García Bueno

La sobreocupación de pisos en Badalona, que había generado fuertes tensiones de convivencia entre los vecinos, va camino de resolverse. El Ayuntamiento detectó el año pasado 147 pisos patera conflictivos, en los que se acumulaban decenas de inmigrantes -la mayoría, rumanos de etnia gitana- en condiciones infrahumanas. Hoy sólo quedan cinco, según el consistorio, por la presión policial y por el cambio de actitud de los inquilinos. Los vecinos admiten que la tensión en los barrios de la periferia se ha rebajado, pero dicen que el problema de los pisos patera aún no ha terminado.

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"Los problemas de convivencia de los pisos sobreocupados están más o menos resueltos.". Así se expresó ayer el primer teniente de alcalde de Badalona, el convergente Ferran Falcó, al término de la reunión de la primera Junta Local de Seguridad tras las vacaciones. En el encuentro, los máximos responsables policiales y del consistorio analizaron los datos relativos a los pisos patera. Según los informes, desde agosto de 2006 han desaparecido "el 90% de los pisos que generaban conflictos graves".

El Ayuntamiento admite que existen decenas de inmuebles en los que viven 12 o más inmigrantes, especialmente en los barrios degradados de la periferia. Pero no se contabilizan porque son inocuos. "No nos preocupa cuánta gente vive en un piso, siempre que no haya problemas de convivencia", remarcó Falcó.

Protestas vecinales

Los pisos patera ocuparon el primer plano de las preocupaciones de los ciudadanos en Badalona, a raíz de una serie de incidentes. En noviembre del año pasado, un hombre de 80 años de La Salut plantó un sofá en medio de la calle para protestar por el "incivismo" causado por las familias rumanas de etnia gitana. Decenas de vecinos le siguieron. El pasado febrero, una pareja también salió a la calle "harta" de los ruidos, la suciedad y la inseguridad causados por sus vecinos. También se trataba de una extensa familia rumana que, tras varios días de presión, abandonó el barrio. El líder del PP en Badalona, Xavier Garcia Albiol, hizo de los pisos patera el lema de su campaña electoral con un vídeo en el que vinculaba inmigración y delincuencia.

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El desalojo, más o menos voluntario, es el camino que han seguido cientos de rumanos en los últimos meses, y que ha generado una drástica disminución de los pisos patera en los barrios del sur: Llefià, La Salut, Sant Roc y Artigues.

La presión policial, muy intensa en el último trimestre, también ha ayudado. El Cuerpo Nacional de Policía, que tiene las competencias en materia de extranjería y documentación, intervino en 21 pisos. La unidad de convivencia de la Guardia Urbana hizo lo propio en otras 138 viviendas. Además de realizar controles -de las condiciones sanitarias del inmueble o la legalidad del alquiler- la policía local ha tratado de convencer a los inquilinos para que respeten las normas básicas de convivencia.

"Los rumanos tienen una visión distinta de la autoridad y suelen obedecer a la policía", explicó ayer el jefe de la Guardia Urbana de Badalona, Conrado Fernández, que cita un ejemplo: "Recomendamos a una familia que pintara el comedor y lo acondicionara, y nos hizo caso".

Los pisos sobreocupados miden entre 50 y 60 metros cuadrados. En un espacio tan pequeño, las decenas de personas que conviven se ven obligadas a reunirse o a charlar en la calle. "Se han hecho con el dominio del espacio público, lo que originó enfrentamientos" con la gente del barrio, apunta un informe.

Los vecinos ponen en duda las cifras del consistorio. "Dudo mucho de que haya sólo cinco pisos problemáticos. Pero es verdad que las relaciones entre todos mejoran", dijo ayer el presidente de la asociación de vecinos de Sant Roc, Diego Justicia. En su opinión, la explicación es sencilla: "Muchos se han ido. Y los que se han quedado, han entendido que es mejor el diálogo".

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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