El "ficticio" superávit de las universidades

Las universidades públicas andaluzas, salvo Cádiz, ingresan más de lo que gastan. Esto es, tienen superávit. Es la conclusión fundamental de la última estadística sobre la financiación de las universidades españolas difundida por el Ministerio de Educación y Ciencia. Los rectores andaluces han alzado la voz para cuestionar con dureza este informe que les dejaría sin argumentos en sus demandas continuas de más recursos para equilibrar sus déficit.

Los datos ministeriales no dejan lugar a dudas. Menos la de Cádiz, el resto de universidades andaluzas no gastaron todos sus ingresos, según los resultados de las liquidaciones presupuestarias de 2005. La Universidad de Sevilla es la que maneja más ingresos con 325 millones de euros, de los que gastó 297 millones. Le sigue Granada con 296 millones, de los que gastó 276. Málaga ingresó 196 millones de euros y empleó 181. Jaén recibió 82 frente a los 78 que gastó. Huelva dispuso de un presupuesto de 78 millones y gastó 69. Almería, 71 y 67. El caso de Córdoba casi roza el equilibrio presupuestario si no fuera por un pequeño superávit: 111,2 millones de los que dejó de gastar 200.000 euros. En otra realidad se sitúa la universidad de Cádiz que gastó 118 millones cuando sólo ingresó 112.

Estas cifras oficiales no son, sin embargo, aceptadas por los rectores. El caso más llamativo es el de Granada que tuvo que soportar, por un error informático, convertirse en la universidad con más superávit de España. Sus ingresos cuadriplicaron sus gastos, al computarle el Ministerio los gastos de la Universidad de Girona. Corregido este error, con todo, su rector David Aguilar Peña discrepa abiertamente de esta estadística que les sitúa con 20 millones de superávit. "Es ficticio", espeta. A renglón seguido, explica que este dinero es computado como remanente genérico cuando en realidad corresponde a dinero para los grupos de investigación a los que no se les exige que liquiden a 31 de diciembre. "Nuestro presupuesto está ajustado al equilibrio", asegura.

Su homóloga de Málaga, Adelaida de la Calle, es incluso más vehemente a la hora de criticar esta estadística. "Está muy mal hecha y tiene errores de bulto", afirma sin ocultar su malestar. Los 15 millones de euros que dejó de gastar en 2005 son, según explica, partidas destinadas a proyectos de investigación o de ingresos extraordinarios de planes plurianuales de inversiones que las universidades gastaron años atrás. "¿Cómo se puede decir que nos sobra dinero? Es absurdo", espeta De la Calle, quien recuerda que la Universidad de Málaga arrastraba una deuda de 69 millones que, gracias a un plan de viabilidad, han reducido a 43 millones.

Añade otro detalle que, a su juicio, pone en evidencia este informe. "Dos veces al año nos reunimos con la Consejería de Economía y Ciencia que visa nuestras cuentas y no permite ni que nos excedamos ni que nos quedemos atrás. Nos exige siempre el equilibrio", afirma.

En parecidos términos críticos se pronuncia Francisco José Martínez, rector de la Universidad de Huelva, que, según esta estadística, suma más de 8 millones de remanente positivo. Rebate los ingresos que les adjudican ese año. "En 2005 se acabó el plan plurianual de inversiones e ingresamos una aportación extraordinaria que habíamos gastado años atrás", explica.

Por su parte, el rector de la Universidad de Cádiz, Diego Sales, cuestiona este informe que le achaca un déficit de 6 millones en 2005. "No han tenido en cuanta la liquidación presupuestaria definitiva que se hace después", afirma. Tilda las cuentas de "erróneas". "Desde 2003, cuando llegué al rectorado, hemos logrado todos los años el equilibrio presupuestario y tuvimos déficit cero", asegura.

Sin embargo, Sales muestra su sorpresa por el superávit del resto de universidades y duda de algunas de las justificaciones de sus homólogos: "Será ficticio, pero es superávit. No puedo entender que a algunas universidades les sobre dinero. No se entiende porque los remanentes pueden ser de investigación, pero es dinero que se prevé también. Nosotros nos ajustamos al máximo debido a la escasez de muchas partidas. Manejamos una economía de guerra".