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La violencia del crimen organizado marca la campaña electoral en Guatemala

El presidente ordena reforzar la seguridad tras 20 asesinatos de candidatos desde enero

La violencia está jalonando la campaña electoral de Guatemala, que el 9 de septiembre renovará la presidencia, el Congreso y las 332 alcaldías. Desde enero, una veintena de candidatos de todos los partidos han sido asesinados en ataques vinculados al crimen organizado. El presidente, Óscar Berger, ordenó ayer reforzar la seguridad en 60 municipios. La inseguridad se mezcla con la apatía. La Conferencia Episcopal y varias organizaciones han llamado a la participación y a rechazar a los aspirantes políticos sospechosos de estar vinculados al narcotráfico.

La violencia, una dolorosa constante en Guatemala (5.885 asesinatos en 2006, según el Ministerio del Interior) también ha alcanzado al sector político en plena campaña. Según la Organización de Estados Americanos, 20 candidatos locales han sido asesinados desde enero. Otros grupos elevan la cifra a 42, contando también a militantes, familiares o allegados. La última fue Clara López, candidata a concejal del Ayuntamiento de Casillas por la lista de Rigoberta Menchú, que el martes fue asesinada a tiros.

Se trata de una violencia distinta de la que asoló el país durante 36 años de enfrentamientos entre el Estado y la guerrilla, que concluyeron con los acuerdos de paz de 1996. La Fiscalía vincula el clima de inseguridad a las pretensiones del crimen organizado y las mafias del narcotráfico por reforzar posiciones en el sistema político. Guatemala se ha convertido en una importante base para el tránsito de drogas desde Suramérica a EE UU.

Despliegue de agentes

El presidente Berger, ordenó ayer reforzar la seguridad en unos 60 municipios, informa Efe. Unos 12.300 agentes serán destacados en esas zonas especialmente conflictivas, en el oeste, oriente y sur del país. En esas regiones se han registrado hechos de violencia en elecciones pasadas, debido a las fuertes rivalidades, existe influencia del narcotráfico y problemas étnicos y territoriales.

El martes, la Conferencia Episcopal, preocupada por la inseguridad y el bajo interés cívico que reflejan las encuestas (sólo un 64% se declara dispuesto a ir a votar), calificó la abstención de "irresponsabilidad social" y reiteró su llamamiento a no votar por candidatos sospechosos de lazos con el narcotráfico.

Ya el pasado día 16, el llamado Foro Guatemala, que aglutina a las Iglesias católica y evangélicas, la estatal Universidad de San Carlos y varias organizaciones sociales, lanzó una campaña masiva de prensa, radio y televisión para "fomentar el voto sano y responsable" y evitar que candidatos ligados a las mafias alcancen puestos de elección popular. "Si das tu voto a un narcotraficante, tú también eres un narcotraficante. No te conviertas en cómplice", reza uno de los lemas.

El mayor peligro, según los expertos, radica en los municipios de las regiones fronterizas, que las mafias buscan controlar para facilitar el paso de la droga.

Mientras, los 14 candidatos a la presidencia queman sus últimos cartuchos, si bien sólo dos aspirantes tienen posibilidades.

Se trata de Álvaro Colom, de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE, de tendencia socialdemócrata), que últimamente se ha visto sacudido por escándalos internos; y el general retirado Otto Pérez Molina, uno de los negociadores de los acuerdos de paz y líder del Partido Patriota (PP, derecha), cuyo ofrecimiento de "mano dura" frente a los problemas del país, particularmente la inseguridad y la violencia, le ha merecido el respaldo de amplios sectores de la población. Según las encuestas, ninguno de los dos logrará la mayoría absoluta, por lo que se prevé una segunda vuelta el 4 de noviembre.

Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz y candidata del izquierdista Encuentro por Guatemala, está relegada a un quinto puesto en los sondeos, por detrás del oficialista Alejandro Giammattei, de la Gran Alianza Nacional (GANA), y de Eduardo Suger, un académico centrista. La dirigente indígena, que se presenta por primera vez a las elecciones presidenciales, tiene una intención de voto de entre un 2,4% y un 4%, que ha descendido en los últimos días.

En esos niveles se mueve el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), de Efraín Ríos Montt, que arrasó hace ocho años llevando a la presidencia a Alfonso Portillo y al viejo general a la Presidencia del Congreso. En esta ocasión, Ríos Montt sólo aspira a un escaño en el Congreso, que parece que obtendrá sin problemas y que dificultará cualquier intento de persecución penal por violación de derechos humanos.

Un cartel de Otto Pérez Molina, candidato conservador a la presidencia de Guatemala, manchado de pintura roja.
Un cartel de Otto Pérez Molina, candidato conservador a la presidencia de Guatemala, manchado de pintura roja.EFE

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