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Reportaje:

Bellido se deja la piel en el exterior

El grupo de marroquinería se instalará en China, Rusia, Oriente Próximo y Latinoamérica

Miguel Ángel García Vega

La competencia asiática, las falsificaciones y la caída de los precios están apretando el cinturón al sector de la marroquinería. La opción para aquellas empresas con el suficiente músculo financiero es apretar el acelerador de su presencia exterior y plantarle cara al competidor asiático en su propia casa. Esta es la estrategia que está siguiendo el grupo Miguel Bellido.

La firma de marroquinería ya está presente en unos 30 países con enseñas tan conocidas como Olimpo, Roberto Bellido o Miguel Bellido
El grupo espera facturar unos 35 millones de euros a finales de este ejercicio, de los que casi el 25% procederán de la exportación

El grupo Miguel Bellido incluye la bodega Vinícola de Castilla y la constructora ARC Espacios Promociones es una de las pocas empresas totalmente familiares y españolas que quedan en el sector del textil de gama alta. Con la lección bien aprendida y con ejemplos como el de Loewe en el retrovisor -cuyas desavenencias familiares propiciaron su venta al grupo francés LVMH-, Bellido ha trazado un ambicioso plan para conseguir que en cinco años el 50% de su facturación proceda del extranjero.

Ya están presentes en unos 30 países con enseñas tan conocidas como Olimpo, Roberto Bellido o Miguel Bellido, por lo que crecer más lejos de casa no será una tarea fácil. Aún así, en las instalaciones que tiene la empresa en Manzanares (Ciudad Real) sus cerca de 275 trabajadores parecen haberse conjurado para conseguirlo.

Rumbo a China

La primera pica en el exterior de esta nueva etapa se está poniendo en China. "Un mercado de enorme potencial, con una clase media-alta muy pujante pero en el que nos encontramos con el riesgo de la indefensión jurídica en aspectos como el de la marca", analiza el director general de la compañía, e hijo del fundador, Félix Bellido. Las copias o las falsificaciones continúan siendo uno de los grandes problemas del mercado asiático en general y del coloso chino en particular. Sea como fuere, ya cuentan con un distribuidor en Hong Kong y con dos puntos de venta propios para la marca Olimpo en Pekín y Tianjin, todo ello sin perder de vista a Shanghai. El objetivo es que en unos cinco años se alcance los seis establecimientos. La forma jurídica que adoptarán estos locales será la de franquicia o una estructura similar. Otros de los destinos que se quieren impulsar es el Golfo Pérsico, donde están presentes desde 1993. La compañía prevé inaugurar cinco tiendas en Dubai en un periodo de cinco años; las tres primeras abrirán sus puertas en 2008.

Pero tal vez sea, dentro de esta aventura exterior, el mercado ruso del que mejores cosas se esperan en Miguel Bellido. El comprador ruso siente verdadera devoción por las firmas occidentales de lujo como lo ejemplifica la presencia en la capital moscovita de Tommy Hilfiger, Prada, Roberto Cavalli, Escada, Húngaro o Chanel, entre otras. Miguel Bellido desembarcará en este mercado a finales de 2007. Con dos pretensiones en mente: Moscú y San Petersburgo y con su marca Olimpo como gran referencia. "El diseño que hemos hecho para este mercado prevé que un operador ruso tenga la exclusiva de la distribución", precisa Félix Bellido. En principio, ésta se hará a través de puntos exclusivos Olimpo, aunque esto no significa que no se pueda efectuar mediante tiendas multimarca. Como en Asia, la forma societaria que gana más peso es la franquicia. La empresa espera dejarlo todo bien atado en septiembre.

Pero no sólo Asia y Europa es objeto de deseo de Bellido, en América Latina la compañía también tiene planes. Por ahora, México es el destino más desarrollado. Distribuyen sus productos a través de centros como Liverpool y Palacio del Hierro. Y la estrategia resulta clara: "No podemos perder nuestras oportunidades en este país y dejar que italianos y franceses campen por sus respetos", analizan Bellido. Otros mercados que interesan en Latinoamérica a la firma son Colombia (ya existen contactos avanzados para nuevas localizaciones), Chile, Argentina y Brasil. Aunque en el país carioca la enseña española choca contra unos aranceles para sus productos que pueden llegar al 70%.

Si algo resulta singular en Bellido es que ha ido creciendo sobre unos pilares que cada vez son menos habituales. Se trata de una empresa familiar, con capital cien por cien español, que está controlada, sin injerencias, por distintos miembros de la familia fundadora. De hecho, en el consejo de administración se sientan dos cuñados y dos hermanos del actual director general. Sin embargo, cuando se acerca la tercera generación, la empresa no descarta "tener una alianza (consejero independiente o entidad financiera, por ejemplo) que nos ayudara a conseguir nuestros objetivos más rápidamente", avanza Félix Bellido.

No al capital riesgo

Ahora bien, lo que rechazan de plano es un acuerdo que "estuviera en la línea de la especulación", lo cual equivale a decir no a los fondos de inversión y al capital riesgo. "Han llamado a la puerta hace poco, no lo voy a negar, pero no es lo que necesitamos porque financieramente la empresa está absolutamente saneada", revela Bellido.

Por ahora no se plantean esta ayuda. El crecimiento se hará mediante el desembarco exterior y la apuesta en nuestro país por el retail usando la fórmula mixta de tiendas propias y puntos de venta en establecimientos exclusivos.

Con esta estrategia, el grupo Miguel Bellido consiguió una facturación de 30 millones de euros en 2006, que a finales de este ejercicio alcanzará los 35 millones, de los que casi el 25% procederán de la exportación. En la actualidad, Olimpo se distribuye en 400 tiendas especializadas en moda de hombre en España y en más de 200 en el resto del mundo.

Félix Bellido, director general del grupo de marroquinería.
Félix Bellido, director general del grupo de marroquinería.

Un cinturón con 120 pasos

Se llama Antonio Romero. Lleva 36 años en Félix Bellido y como él dice: "Nunca ha conocido otro trabajo". El suyo es un oficio en extinción. Se encarga de fabricar a mano los prototipos de los cinturones que salen sobre papel del departamento de diseño de la firma de marroquinería. Es un empeño eminentemente artesanal, que le puede ocupar hasta dos horas de trabajo en el caso de las piezas más complejas. Todo ello con la sola ayuda de un instrumental de gubias, perfiladores, remachadores, lijadoras... que más tienen que ver con la artesanía que con una empresa de tecnología de vanguardia que fabrica al año 1.000.000 de cinturones, 200.000 corbatas o 50.000 camisas. Es, pues, una labor que tiene el riesgo de desaparecer bajo la modernización y la simplificación. No en vano fabricar uno de esto cinturones requiere de 120 operaciones. Y como los dedos de Antonio Romero atestiguan, exigen aciertos y errores, pero, sobre todo, precisión y paciencia, dos conceptos que con los nuevos sistemas de fabricación en cadena se pierden como lágrimas en la lluvia.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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