¿Existe el 'best seller' catalán?

Las profesoras de la Universidad de Alicante Maria Francés y Anna Esteve impartieron ayer en la Universitat Catalana d'Estiu el curso Literatura y mercado: los best sellers de las letras catalanas. Enseguida admiten el error: "La literatura en catalán se mueve en cifras muy bajas: no podemos hablar de best sellers", afirma Esteve. Aceptan el concepto a regañadientes y sitúan el listón en 50.000 ejemplares vendidos. Su chequeo al best seller nostrat señala estos síntomas.

- Torrent, el más vendido. El escritor valenciano Ferran Torrent es el autor que más vende en los territorios de habla catalana, seguido de Isabel-Clara Simó. La aseveración tiene una pega, admiten las profesoras: las cifras que mueve el sector no son muy fiables. "Muchas editoriales no quieren facilitarlas, así que hay caso en que nos movemos por intuición", asegura Francés. "Pero eso no significa que hoy tengan más éxito autores como Quim Monzó o Sergi Pàmies", matiza Esteve.

- Pedrolo, el primero. En 1977 Manuel de Pedrolo pasó a la inmortalidad con su Mecanoscrit del segon origen, "el primer best seller catalán", afirman. ¿El secreto? "Es una obra magnífica, a la que ha ayudado ser lectura obligatoria en las escuelas durante años", precisa Francés.

- Con y sin 'marketing'. A priori, el requisito para triunfar pasa por un gran dispositivo de mercadotecnia y publicidad, más fácil para los grandes grupos. "Pero tampoco tienen la clave para fabricar un éxito de ventas. A veces a una editorial pequeña le sale un buen negocio gracias al boca-oreja", que muchas veces saben estimular.

- 'La pell freda'. Una isla, tres personajes y unos extraños seres de las simas del océano. Así construyó Albert Sánchez Piñol una obra que acabó entre las más vendidas desde su salida, en 2002. En La Campana no salían de su asombro por el éxito de un autor casi desconocido. Hoy es el libro más vendido en catalán.

- Escritores mediáticos. Si se es popular, vender libros es más fácil. Pero hay matiz. "Terenci Moix y Montserrat Roig fueron pioneros al aparecer en radio y televisión". Ambos eran escritores de oficio de bolos en el mundo audiovisual, mientras que en los últimos años son los presentadores los que hacen cameos librescos aprovechando su popularidad. Por eso las autoras no analizan el fenómeno Buenafuente y tendencias similares que, ésas sí, se dan en todo el mundo.