_
_
_
_
Reportaje:Alerta en el Caribe

"Son cosas que nos pasan a los que somos pobres"

Muchos pobladores de las colonias de la ciudad de Chetumal perdieron sus hogares en las inundaciones causadas por el Dean

Hace apenas cinco días, la Cruz Parlante le dijo al Teniente Simón Mis que una sequía quemaría las tierras de los mayas. Nada insinuó sobre el huracán. Nada se advertía en el aire. El Teniente, una autoridad militar-religiosa, confió en lo dicho por la Cruz Parlante, el símbolo adorado por los mayas en el municipio de Felipe Carrillo Puerto desde que llegaron a la región desde Yucatán, a finales del siglo XIX.

"Dijo que nos esperaba una sequía, pero el huracán no lo pronosticó. Dios es grande y él sabe lo que hace", traduce un joven del maya al español las palabras del Teniente Simón. Faltaban 10 horas para que Dean, el huracán que corre a más de 255 kilómetros por hora, impactara en la zona centro-sur del Estado, en los pueblos de pescadores y de indígenas mayas que pueblan Quintana Roo, Yucatán y Campeche. La Cruz Parlante todavía no les dice por qué. Pero los mayas vivieron una madrugada donde el viento meció sus chozas y el agua anegó sus campos.

La mayoría de los mayas se negó a salir de sus casas, en la zona más pobre del Estado
Más información
Dean pierde fuerza al adentrarse en México

Y es que la mayoría de los mayas se negó a salir de sus casas, enclavadas en la zona más pobre del Estado; de las 1.800 personas que se esperaban, sólo 300 habían llegado a los albergues.

Incluso, en Chompón, los soldados forcejearon con la gente. De los tres autobuses enviados por el Gobierno, sólo uno regresó con pasajeros. En esta región maya la resistencia es lo que más se come. En un costado del templo Chan Santa Cruz hay un mural donde se advierte que la fuerza amenazante es el neoliberalismo, no los huracanes o sequías. "En Reforma somos 300 y sólo 30 dejamos casas, otros se resistieron a irse, ni a los soldados hicieron caso. Se quedaron porque temen que les roben o porque no creen que llegue", dijo Eustolia Ruiz. En el refugio, los niños eran los únicos tranquilos. Juan Daniel de la Cruz, de ocho años, explicaba qué es un huracán: "Es como un monstruo de viento y agua, pero que sólo tiene un ojo, por eso no ve bien dónde llega y destruye casas y árboles". Su hermano de seis años contaba sus recuerdos del huracán Wilma, de hace dos años. "Feo. Tumba árbol, casa, la gente lo ve cuando viene".

El Dean entró pasada la medianoche a 65 kilómetros de Chetumal, la capital de Quintana Roo, a unas cinco horas de los balnearios de Cancún y de la Riviera Maya, a los que apenas salpicó una lluvia intermitente. La capital, fronteriza con Belice, maldurmió con el temor. Muchos pobladores se fueron a los albergues habilitados por el Gobierno estatal. Amenazaba el viento con volar techos y casas y el agua con inundar la parte baja de la ciudad. A las dos de la madrugada, el Gobierno cortó la luz como medida preventiva que evitara algún cortocircuito; eso ennegreció más la noche. Habitantes de la populosa colonia Los Monos, que se encuentra en medio de una zona pantanosa, regresaron ya con la luz del día del martes a sus hogares. Encontraron sus casas entre charcos de agua, y los techos fueron usados como alfombra para caminar.

"Se sacudía horrible la casa y tuve que salir huyendo antes de las cuatro de la mañana. Hoy que regreso, veo que casi lo perdí todo", comentó Ascencio González, originario de Michoacán, en el centro del país. "Ahora tendremos que reparar la casa".

Jesús Vela, quien abandonó su casa a mediodía del lunes para refugiarse junto con su esposa y cuatro hijos en la vivienda de un familiar, encontró sus pertenencias en el agua. "Son cosas que no se pueden evitar y tienen que pasar aún cuando somos pobres", lamentó.

Francisco Reyes Muñoz, conocido como el Mono Mayor en la colonia, hizo las cuentas: unas 70 viviendas fueron devoradas por el Dean.

Mujeres y niños descansan en un colegio en la ciudad de Chetumal tras ser evacuados de sus casas.
Mujeres y niños descansan en un colegio en la ciudad de Chetumal tras ser evacuados de sus casas.REUTERS
Daños producidos ayer por el paso del Dean en la ciudad de Chetumal, en el Estado de Quintana Roo.
Daños producidos ayer por el paso del Dean en la ciudad de Chetumal, en el Estado de Quintana Roo.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_