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Realidades americanas

La economía americana sufre ahora de dos males moderados. Son: 1) una ligera estanflación económica (inflación con recesión); y 2) la creencia de la ciudadanía de que el liderazgo económico mundial dominante de América comienza a erosionarse.

Primero, vamos a revisar lo que los economistas definen como estanflación. El término se puso de moda en los años setenta, cuando la OPEP cuadruplicó el precio del petróleo y otros productos energéticos. Aquel aumento de precios no fue nada parecido a la ligera inflación que actualmente vemos en Estados Unidos. Fue una época de dos dígitos, tanto en la inflación, tanto como en las tasas de interés. Afortunadamente, la estanflación actual sigue siendo menor. Ben Bernanke se preocupa de que la inflación, en torno al 2,5% anual, no este todavía un poco por debajo del aceptable 2%.

Las economías tanto de la Comunidad Europea como de Asia alcanzarán mayor crecimiento que la de Estados Unidos en 2007 y 2008

Los seudoexpertos de Wall Street apenas comienzan a despertar a la realidad. Tontamente, hicieron subir los precios de las acciones cuando consideraban "buenas noticias" la debilidad de los mercados de la vivienda y del motor. Esto, predijeron, llevaría a la Reserva Federal a disminuir (!) sus tasas de intereses. Pero ahora todos están dándose cuenta de que los bancos centrales, aquí y en el extranjero, tienen la seria determinación de limitar la inflación.

Ahora que se comienza a suavizar la euforia especulativa global, se presentan dos cuestiones: ¿Escapará la economía americana a una recesión en 2008? ¿Seguirá dependiendo el panorama global para Europa y Asia de la fuerza de la locomotora americana, tal como ha venido ocurriendo desde la Segunda Guerra Mundial? Es más fácil responder a la segunda pregunta que a la primera.

Con toda probabilidad, las economías tanto de la Comunidad Europea como de Asia alcanzarán un mejor crecimiento que América en 2007-2008. China e India, las nuevas locomotoras, de ahora en adelante compartirán la luminaria con la tradicional locomotora americana. Si acaso, es una noticia reconfortante. Sólo los ultrapatriotas americanos lo considerarán una mala noticia.

El retirado presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, parece creer ahora que el enfriamiento en el mercado de la vivienda y de la tasa de crecimiento de la productividad en Estados Unidos podrían, con un tercio de probabilidades, suponer una moderada recesión en 2008. Si esto se materializa, su detonador bien pudiera ser un futuro aumento en las tasas de intereses de la Reserva Federal; y, como resultado de ello, uno puede esperar algunas ventas de acciones en América y también en el extranjero.

Es natural y correcto concentrarse más en el corto plazo, en los peligros y oportunidades cercanas. Pero esto no puede justificar que se ignoren las tendencias persistentes a largo plazo. En lo que respecta a los mercados financieros, cientos de fondos de cobertura sin regulación se forman cada año. Paralelo a este auge, se encuentran las nuevas ofertas iniciales de venta y la guerra de OPA.

Central en esta nueva área ha sido el explosivo crecimiento del mercado de los derivados, las opciones y los futuros. En el pasado, sólo unos cuantos académicos, como yo, investigábamos sobre las llamadas "con sabor a vainilla natural". Ahora, cada mes de junio se contratan graduados de las escuelas de negocios como "ingenieros financieros". Tal es la ingenuidad de los recién capacitados operadores que cada una y todas las actividades corporativas pueden alcanzar altos grados de apalancamiento. Al mismo tiempo, los inversionistas adversos a los riesgos y quienes viven de una pensión pueden comprar un seguro en contra de los peores altibajos en los precios de las acciones. Pero el apalancamiento supone un grado de riesgo extraordinario. En los tiempos de euforia todo marcha bien. Pero en las épocas difíciles el caos se apodera de la economía.

Conviene lo anterior con los persistentes déficits en los pagos internacionales de Estados Unidos. Hasta ahora, los déficits americanos han sido financiados adecuadamente por los fondos de los países con superávit. Muchas son las señales de que China y otras naciones con crecimiento milagroso se están viendo tentadas a pasar una parte de sus reservas internacionales a activos que no sean dólares. Limitar los efectos de esto para evitar o aliviar un pánico financiero global resultará ser un reto para la nueva generación de economistas.

© Paul A. Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services, 2007.

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