Con la espada del 'damocles' bursátil
La UE y China apuntalan una coyuntura económica mundial llena de interrogantes por la actual crisis de los mercados
La crisis inmobiliaria de Estados Unidos no ha afectado de momento a la marcha de la economía mundial, que ha cerrado uno de sus mejores semestres del último lustro gracias a la solidez del crecimiento, la inversión y el comercio mundial. El FMI ha elevado sus pronósticos de alza del PIB hasta un 5,2% para 2007 ya que, de momento, el testigo del crecimiento lo han tomado las economías emergentes y la UE.
La eurozona, a pesar de su pérdida de tirón anotada esta semana, ha crecido un 2,5%, cuatro décimas más de las previstas, en el primer trimestre
El desplome del mercado de las hipotecas basura en Estados Unidos ha golpeado a la gran mayoría de los mercados bursátiles del mundo con fuertes caídas durante las últimas dos semanas, disparando con ello todas las alarmas sobre una posible recesión mundial. No obstante, al menos durante el primer semestre, las cifras indican que el efecto ha sido marginal en la marcha de la economía mundial. El propio FMI pronosticaba a comienzos de año un crecimiento mundial del 4,9%, pero tras observar la buena marcha de países emergentes y de Europa ha elevado su previsión a un 5,2%.
Los datos indican que economías como China y Rusia han superado casi en un punto y medio lo presupuestado durante el primer trimestre hasta situarse en un alza del PIB del 11,2% y un 7,8%, respectivamente. El caso de la Unión Europea y sus principales economías como el Reino Unido, Alemania o España es similar. Mientras la eurozona, a pesar de su pérdida de tirón reflejada esta semana, ha crecido un 2,5% -cuatro décimas más que las previsiones-, la Unión de los 27 ha elevado su PIB hasta el 2,8%, siete décimas por encima de los pronósticos de enero. Incluso Japón, que ha registrado síntomas de ralentización, muestra un crecimiento superior en dos décimas a lo pronosticado para el año en sólo los primeros seis meses del curso.
La OCDE, en su informe de finales de mayo -un mes antes de que estallara la crisis-, señalaba que ni el efecto de las hipotecas de Estados Unidos ni la debilidad de su crecimiento han logrado contagiar al resto del mundo, en gran parte porque Europa ha tomado el relevo de la primera economía mundial como motor del desarrollo global. Según la entidad, durante la primera parte del año se ha producido un suave aterrizaje de Estados Unidos, una fuerte recuperación en Europa, liderada por Alemania, una sólida trayectoria de Japón y una boyante actividad en China e India.
Los datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) indican que los diez principales importadores de mercancías de la UE representan más del 32% del total de lo importado en todo el mundo. En caso de China este porcentaje ya supera el 7%, mientras que Estados Unidos se ha estancado en el 16%. En el caso de la demanda de servicios comerciales, los cinco países de la UE con mayor demanda concentran la cuarta parte del total mundial, duplicando a Estados Unidos.
Hay otros dos datos para explicar este cambio de dirección. Nuevamente la Unión Europea superará en producción a Estados Unidos, confirmando al continente como la primera fuerza económica del mundo. En 2006, el PIB estadounidense alcanzó los 13,2 billones de dólares, mientras que la UE llegó hasta 14,5 billones. En 2007, si se mantienen las previsiones, el PIB del país americano alcanzará los 13,7 billones y la UE los 15,8 billones. En el caso de los emergentes, el testigo ha sido tomado por China. La inversión extranjera en el país asiático aumentó un 12,92% en los siete primeros meses del año respecto al mismo período de 2006.
Temor al segundo semestre
Pero la crisis ha estallado en agosto y muchos expertos, aun sin cuantificar el real alcance del desplome hipotecario, indican que sus efectos comenzarán a sentirse en la segunda parte del año. Las consecuencias de los impagos en las hipotecas basura se han hecho sentir fuertemente en los mercados bursátiles, cuyos inversores huyen de los valores de mayor riesgo para refugiarse en activos más seguros. Y es que los últimos indicadores macroeconómicos europeos y asiáticos tampoco han ayudado mucho a mantener la calma.
Eurostat publicó este martes los datos de crecimiento de la UE, inferiores a lo esperado. Por primera vez en cuatro trimestres, el cómputo global se situó por debajo del 3%, aunque todavía por encima de las estimaciones de comienzos de año. En la Comisión desligan totalmente esta evolución de la actual crisis, culpando a la ralentización de la producción -que ha pasado del 4,7% al 2,3% en seis meses- y al estancamiento de la vivienda en Francia y Alemania. En cualquier caso, los expertos reconocen que es posible que no se produzca el contagio porque las economías desarrolladas conviven desde hace un par de meses con estos créditos impagados. Del mismo modo, la disminución del crecimiento europeo tampoco ayudaría a reforzar la economía mundial.
Para el segundo semestre, las incertidumbres también vendrán de los tigres asiáticos. En el caso de Japón, se pronostica un ritmo lento de crecimiento, limitado por la deflación y el tímido consumo doméstico -el 55% de su PIB- que se elevó un 0,4% el último mes. Esto, a pesar de la pujanza de su sector exterior favorecido por un yen débil y pese a que completará uno de sus periodos de bonanza más importantes de la última década. En cuanto a China, su espectacular crecimiento ha despertado los temores de un sobrecalentamiento. En julio, la inflación de este gigante se disparó hasta el 5,6%, la cifra más alta en diez años y casi un punto por encima de los datos de junio, lo que podría obligar al Banco de China a elevar por cuarta vez en el año los tipos de interés para limitar el crédito y el consumo doméstico.
Precisamente, la inflación es el gran temor de los organismos internacionales. Las alarmas han saltado nuevamente tras las masivas inyecciones de liquidez de los principales emisores del mundo. Un riesgo que viene impulsado por los elevados precios actuales de las materias primas y del crudo, que a comienzos de mes marcaron un nuevo récord al alcanzar los 78,77 dólares en Nueva York. He aquí entonces la gran paradoja de los bancos centrales para el resto del año: ¿Subir o mantener los tipos de interés? ¿Preservar la liquidez mundial para evitar que los mercados se desplomen o controlar los precios para no dañar los índices macroeconómicos? La controversia está servida.
El 'Tío Sam', en horas bajas
Por primera vez en las últimas décadas, Estados Unidos es el paria económico del mundo. De momento, la primera economía del mundo es el único país industrializado a la baja. Los últimos datos no parecen decir lo contrario ni augurar una recuperación hacia finales de año. A sus ya conocidos problemas de déficit gemelos, es decir, desequilibrio fiscal y comercial de infarto, se han sumado durante todo este año las caídas en la producción, una incipiente crisis de su sistema crediticio y, desde hace un par de semanas, la constante caída de sus índices bursátiles.
Pero no todo es mal. A finales de julio se conocieron los datos de crecimiento trimestral, superando las previsiones del mercado. Y es que el 3,4% interanual sorprendió hasta al más optimistas, ya que se lograba la mejor tasa desde el primer trimestre del año pasado. Del mismo modo, los precios subyacentes, que excluyen la energía y los alimentos frescos, crecieron sólo el 1,4% en el segundo trimestre, su menor incremento en cuatro años y muy por debajo del 2,4% del primer trimestre. El último dato positivo ha corrido a cuenta del déficit comercial que alcanzó en junio los 58.100 millones de dólares, con un descenso del 1,8% respecto a mayo y su nivel más bajo en los últimos cuatro meses.
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